Camino de espinas para Rajoy

06-11-2013
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El cambio de sentimiento respecto a nuestra economía es evidente, aunque nunca es bueno confiar ciegamente en los veleidosos mercados. España se está presentando ahora como la gran oportunidad e incluso las previsiones de Bruselas, en las que limita el pronóstico de crecimiento para 2014 al 0,5% del PIB, se ven con buenos ojos. Se incide hasta en que las estimaciones de la Comisión Europea relativas al desempleo son “más optimistas” que las del propio Ejecutivo; ese mayor optimismo se sustancia en una proyección de tasa de desempleo de un escalofriante 25,3% para el año 2015. Es decir, faltan como poco más de dos años para que la sociedad en general comience a atisbar algún tipo de recuperación que llevarse a la boca. Pero hay más. Aunque se lleva hablando del problema de deuda pública prácticamente desde el comienzo de la segunda legislatura de Zapatero (2008), este problema era en realidad inexistente hasta hace bien poco. Lamentablemente, ha sido durante el Gobierno de Mariano Rajoy cuando las amenazas latentes se han materializado y de qué manera. En este sentido, los próximos cuatro años van a ser de vértigo: España afrontará vencimientos superiores a los 450.000 millones de euros, según los datos de la agencia Bloomberg.

El camino de Rajoy hasta una posible reelección en los próximos comicios generales se presenta particularmente duro en términos de vencimientos de deuda pública: 161.754 millones de euros en 2014 y otros 108.428 millones en 2015. Y ésta es una foto fija, son datos a fecha de noviembre de 2013, que no tienen en cuenta los intereses adicionales que conllevarán las emisiones de deuda que obligatoriamente habrá que realizar para poder afrontar estos vencimientos tan notables.

Pronto se cumplirán dos años desde que el Partido Popular se hizo con la victoria en las elecciones adelantadas del 20-N de 2011. Los populares llegaron al poder con el marchamo de verdaderos profesionales de la economía. Eran los que sabían lo que había que hacer. Y una de sus banderas era precisamente la de que embridarían el desbocado déficit público y, por extensión, la deuda, que es lo realmente importante. Si bien en el déficit algo se ha logrado, en la deuda no se ha conseguido ningún éxito significativo, a pesar de los sacrificios impuestos a la mayoría de la población. Vamos a ver los números.

Obviemos el hecho de que los únicos superávit públicos que se han producido en democracia tuvieron lugar durante la era en la que José Luis Rodríguez Zapatero ejercía la Presidencia del Gobierno (ocurrió durante tres ejercicios consecutivos, de 2005 a 2007); mientras que ahora, el superávit ni está, ni se le espera. ¿Qué ha pasado con la evolución de la deuda pública? Durante la primera legislatura de Zapatero, España pudo disfrutar de las tasas más bajas de endeudamiento público. El montante alcanzó en 2007 una tasa equivalente al 36,3% del PIB, según datos de la oficina europea de estadísticas Eurostat. La cifra supone un descenso de 10 puntos porcentuales respecto a la herencia de la era Aznar. A partir de ahí, la cosa empezó a torcerse seriamente, hasta el punto de que en 2011 se llegaba a un 70,5% del PIB. Es decir, en cuatro años, el volumen de deuda pública española prácticamente se duplicó. ¿Suponía esto un problema? Claramente era una dinámica espantosa. Sin embargo, debemos señalar que en 2011 España aún estaba muy por debajo del promedio de la UE y que su deuda pública era más de 15 puntos porcentuales inferior a la de Francia (un 85,8% del PIB) y 10 puntos menor que la de Alemania (80% del PIB). ¿Qué ha sucedido en estos dos años de tantos sacrificios? Pues bien, la deuda pública española ha crecido un 30% hasta situarse en el 92,3% en el primer semestre de 2013, siempre según cifras de Eurostat. Ahora, por fin tenemos un problema de deuda pública. De estar más de 20 puntos porcentuales por debajo del promedio de la UE, hemos pasado a estar prácticamente a la par (93,4% es la media, en la que España, como quinta economía comunitaria tiene mucho que ver). ¿Y qué ha sucedido con Alemania y Francia? En Francia, la deuda ha seguido creciendo, hasta llegar al 93,5%; es decir hemos perdido toda la ventaja que teníamos respecto a nuestros vecinos. ¿Y la querida Alemania? Pues bien, Alemania ha conseguido reducir su endeudamiento público hasta situarlo en un 79,8% y ahora somos nosotros los que le sacamos 12,5 puntos porcentuales. Echen el cálculo: en solo dos años, la brecha con Alemania es de más de 20 puntos porcentuales.

Pero no agüemos la fiesta. Sigamos celebrando que Bill Gates y las empresas chinas ven los activos españoles como una pieza de caza jugosa; sigamos celebrando que Fitch Ratings ha revisado de negativa a estable la perspectiva sobre la calificación de España (BBB). A propósito, el único parámetro del sumario que Fitch hace sobre las fortalezas y debilidades de España en el que la agencia de rating advierte de una tendencia negativa es, precisamente, el de las finanzas públicas.

Fernando Martínez Badás

Licenciado en Periodismo

Máster en Periodismo de El País

Postgrado en Información Económica

Desde 2001, atento a lo que se cuece en los Mercados Financieros



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