Los más escépticos piensan que los éxitos del Madrid de Zidane han llegado de pura casualidad. Que el entrenador francés tiene una suerte inmensa que le ha llevado a conquistar tres títulos, los tres más importantes a nivel de clubes, en su primer año dirigiendo al conjunto blanco. Que su equipo gana partidos y pasa eliminatorias por fortuna. Pero los triunfos de Zizou no son, ni mucho menos, flor de un día. Al contrario, ha tenido que cultivarla durante muchos meses con cariño y dedicación para que termine mostrándose en todo su esplendor.
Después de un año como inquilino del banquillo madridista, Zidane ha cosechado un balance de 41 victorias, 11 empates y dos derrotas en 54 partidos. Estos fríos datos son capaces por sí mismos de convencer al mayor incrédulo. Pero no sólo es eso, antes de su llegada, el Madrid era un equipo a la deriva, con un vestuario disgustado, eliminado de la Copa del Rey, descolgado en la Liga y sin fe en la Champions. Tras su contratación, el Madrid dio un vuelco total a la situación y empezó a notarse un ambiente de calma y tranquilidad propicio para que los blancos volvieran a ganar.
La suerte se puede tener un día, dos o tres como mucho, pero no cabe hablar de ella dentro de una racha de imbatibilidad en la que el equipo de Zidane lleva ya 39 encuentros sin conocer la derrota. Y no tiene pinta de que se vaya a acabar porque el conjunto blanco mejora sus actuaciones partido tras partido, un ejemplo fue el reciente choque de Copa frente al Sevilla. A parte del potencial ofensivo que siempre ha tenido, el Madrid ahora es un bloque sólido y compacto al que es difícil marcar y generar ocasiones, y al que es difícil ganar en intensidad.
Son muchas las virtudes de Zidane como entrenador. La más notable es el buen manejo de una amplia y equilibrada plantilla. Con él los 24 jugadores del primer equipo, y algún que otro canterano, están plenamente implicados, sabiendo que de un momento a otro tendrán su oportunidad y deberán dar el máximo si no quieren caerse del barco. Por este motivo se explica el alto rendimiento del equipo a pesar de las numerosas e importantes bajas que ha tenido a lo largo de la temporada. Además, Zidane ha demostrado grandes conocimientos futbolísiticos ganando la batalla táctica a Luis Enrique o Simeone en enfrentamientos directos frente a Barça y Atlético.
Entre otras cosas, se habla de la “flor de Zidane” por los muchos partidos que ha remontado en los minutos “noventa y ramos”, o las finales ganadas en la prórroga o en la tanda de penaltis. Incluso para estas gestas existe una explicación razonable más allá del simple y superficial análisis de la suerte madridista. Y es que el entrenador francés ha sabido transmitir un carácter campeón a sus jugadores, les ha inculcado una asombrosa mentalidad ganadora que les hace creer en la victoria hasta el pitido final. Porque en la vida y en la alta competición sin esfuerzo no se consigue nada, Zidane ha tenido una suerte trabajada, una flor cultivada.