Parece descabellado reclamar el Balón de Oro para Griezmann justo después de perder la segunda de las dos finales que ha disputado esta temporada. Sin embargo, si analizamos detenidamente los méritos de este ‘segundón’, hay argumentos suficientes para galardonarle con el trofeo individual más codiciado en el mundo del fútbol. Está claro que sus opciones han disminuido tras perder la Eurocopa frente a Portugal, pero es el único que hasta el momento se ha postulado para acabar con la tiranía Messi-Cristiano. Y si ganarlo este año es algo precipitado, aunque para nada desacertado, seguro que en un futuro cercano se le presentará la oportunidad.
Porque este joven chaval no ha dejado de progresar desde que salió de la Real Sociedad. Sin duda, la ayuda de Simeone ha sido clave en su evolución. El técnico del Atleti, viendo su potencial goleador, le sacó de la banda y le colocó cerca del área donde crea mucho más peligro y ve portería con mayor facilidad. Además, le ha convertido en un jugador más completo implicándole en trabajos defensivos. A pesar de su juventud, ha demostrado una increíble madurez en esta Eurocopa asumiendo la responsabilidad de liderar a Francia. De hecho, ha conseguido hacer olvidar la ausencia de Benzema, tarea nada sencilla teniendo en cuenta que el jugador del Madrid era el capitán en el equipo de Deschamps.
Hay que valorar el rendimiento de Griezmann más allá de su aportación goleadora. Esta temporada ha sido el jugador con más influencia en el juego ofensivo del Atleti y de Francia por muchas razones. Porque genera espacios y los aprovecha, aparece entre líneas, siempre llega a zona de área a rematar, participa mucho en el juego colectivo, combina al primer toque, sabe asociarse con sus compañeros, tiene movilidad total en ataque y, además, es importante a balón parado. En la selección francesa le hemos visto, incluso, bajar hasta el centro del campo a iniciar las jugadas cuando su equipo estaba atascado. El Balón de Oro no tardará en llegar siempre y cuando siga potenciando todas estas virtudes.
El último paso que le quedaría a Griezmann para encumbrarse al Olimpo de los dioses del fútbol sería ganar un título importante con su club o con su selección porque, desafortunadamente, eso pesa mucho en la elección del Balón de Oro. Este año se ha quedado a las puertas, un detalle en cualquiera de las dos igualadas finales que ha jugado podía haber decantado la decisión. Su rival por el trofeo, Cristiano Ronaldo, también ha hecho méritos a lo largo de la temporada pero poco aportó en los partidos decisivos que le hicieron campeón. En cualquier caso, Griezmann tiene un futuro prometedor, ‘El principito’ puede esperar paciente el momento de su coronación.