Me cuesta ver como hay gente que esté hastiada de que se trate el tema venezolano en algunos medios de comunicación o que se escudan en el vago argumento que ¨es un problema solo de los venezolanos¨. Pues bien, ¿Cómo resolver un país destrozado solo? ¿Cómo se es capaz dejar solo a los ciudadanos a manos de viles ladrones de sueños, quienes han raptado las instituciones, a favor de intereses personales, y básicamente han logrado hacer que uno no reconozca al ladrón del policía? ¿Cómo ser tan irresponsables y faltos de solidaridad si hay gente que se está muriendo de hambre, como resultado de uno de los peores gobiernos de la historia republicana en América Latina?
Entiendo que uno abogue por una atención a lo que sucede en nuestros contextos sociales, pero ¿Podremos pedir solidaridad cuando nos toque el turno de pasar penurias al nivel que se vive en Venezuela o en Siria, si no somos capaces de llevar a cabo lo que tantas veces invocamos como cliché social?
No pido una banderita venezolana en el perfil de alguna red social conocida. Solo pido hacer lo que uno espera que le hagan si se encontrase en los niveles en que se está viviendo allí. Una realidad que ni el medio de comunicación más opositor a nivel internacional logra abarcar lo suficiente.
Para los que están cansados del tema venezolano, pues les doy solo 10 datos, a ver si son capaces de justificar la cómplice actitud que están llevando a cabo algunos, desde el hastío y la indiferencia de lo que sucede allí, como se ha venido haciendo en otros casos (la llegada de Sirios a Europa, ataques terroristas en Kenia u otros contextos sociales menos atractivos, desde el punto de vista mediático). Datos que no vienen de medios de comunicación, sino de seres queridos y conocidos que tengo en Venezuela, quienes:
1) se están quedando en atrapados en autovías por protestas y saqueos hechos por ciudadanos cansados de lo que se vive allí, mientras los cuerpos de seguridad del Estado reprime el hambre con balas y balas de goma; 2) solo llegan a comer 2 veces al día, porque no tienen como comprar o conseguir alimentos básicos (el salario mínimo en Venezuela es de aproximadamente 15.000 bolívares fuertes mensuales, el equivalente a 12 euros, mientras que un kilogramo de leche en polvo cuesta 5.000 bolívares fuertes y la inflación para 2016 se proyecta al 700%; así que saque usted cuentas de lo que rinde el dinero en el país); 3) han llegado al punto de estar saciando el hambre con solo mango porque no tienen qué comer; 4) deben pedir medicamentos básicos a quienes estamos fuera para poder tratar enfermedades simples (e.g. gripe), crónicas (e.g. tensión) o de alto riesgo (e.g. VIH o Cáncer); 5) no pueden estar en la calle luego de las 6 de la tarde porque hacerlo es una invitación a ser matado, raptado o robado (e.g. las ciudades venezolana de Caracas, Maturín y Valencia están en el top 7 de las ciudades más violentas del mundo); 6) están cansados de ver como las calles se inundan de pensionados y niños pequeños con hambre y mendigando para comer; 7) ven con impotencia cómo el Tribunal Superior de Justicia, Militares y Centro Nacional Electoral venezolano viola la independencia de poder y la constitución, al trabar el funcionamiento de la Asamblea Nacional (Congreso de los Diputados) y el derecho a realizar el referéndum revocatorio dispuesto en la Carta Magna venezolana, entre otras acciones; 8) conviven con un Estado empeñado a ser fallido, al darle la espalda a un pueblo, cuya herencia chavista ha sido miseria y una pérdida de orgullo atroz; 9) se sienten cada vez más aislados, al no poder salir del país por motivos económicos y ver cómo los sucesos diarios (e.g. ajusticiamiento o linchamientos de ladrones en las calles, saqueos o extorsión, por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y colectivos civiles armados por el propio chavismo) son silenciados en cadenas mediáticas y publicidad gubernamental, donde el discurso imperante es que ¨todo está bien bonito en el país¨ o que la culpa de todo lo que sucede es ¨de la guerra económica¨; y 10) llevan más de 2 meses viviendo con cortes de electricidad que hasta 13 horas diarias pueden llegar y un escenario laboral donde los funcionarios públicos trabajan solo 2 mañanas a la semana.
Señores, Venezuela está sangrando. No es Siria o Kenia, cierto. Tampoco es París, ni Orlando, ni Madrid. Me resulta preocupante ver como muchas personas secundan los frágiles argumentos sobre la situación que se vive allí, por parte de políticos y candidatos en España, que son expertos en tirar balones fuera y rasgarse las vestiduras, mientras llaman a la defensa de los Derechos Humanos y la solidaridad del pueblo español, a la vez.
Lo que se vive en Venezuela no es un tema solo de los venezolanos ya. Cuando España sufrió la guerra civil, muchos recibieron ayuda de países hermanos (e.g Argentina, México y Venezuela recibieron miles de españoles que buscaban un futuro mejor en esas épocas). Ni sus políticos (chavistas u opositores) ni sus ciudadanos pueden, llegado a este punto de sufrimiento, resolver sus problemas sin la compañía y el apoyo de la comunidad internacional. No deseo que se me malinterprete y que se me acuse de hacer un llamado a una invasión militar foránea (eso América Latina ha tenido muchos ejemplos de fracaso), pero toda la sociedad venezolana se está cayendo a pedazos, bajo el silencio cómplice y ¨cansancio¨ de lo que sucede allí, por parte de políticos y ciudadanos que apoyan a estos.
Si no les bastan los datos compartidos por mí, quizás les resulte interesante saber que muchos de los que están pasando estas penurias son españoles (emigrantes o hijos de estos), que se merecen solidaridad también. Aunque este argumento me resulta cuestionable porque solo espero que, si nos llegase a pasar algo parecido, no sean solo nuestros compatriotas los que nos ayuden.
Elías Said
Doctor en Periodismo por la UCM
Profesor universitario y experto en Comunicación
Investigador, consultor y SMAC con más de 10 años de experiencia profesional