En terminología política y periodística marcar agenda significa que las tertulias en los bares, lugares de trabajo o reuniones familiares se centran en las decisiones que tome un Gobierno, un partido político o la exclusiva que publique un medio de comunicación. Normalmente, el Gobierno es el que tiene más facilidad para marcar la agenda y hacer que los medios y la oposición vayan a rebufo de la línea que marque el Ejecutivo por su capacidad legislativa.
Por contra, al Gobierno de Rajoy, la agenda y los tiempos se los estaban marcando los medios de comunicación por las noticias relacionadas con el caso Bárcenas. El Debate sobre el estado de la Nación era la ocasión ideal para cambiar esta situación por parte del Gobierno y también era el momento idóneo para que Rubalcaba hiciese un discurso duro y mantuviese fijo a Bárcenas en la agenda política.
Esta fue la principal victoria de Rajoy, que mostró su capacidad de iniciativa política y legislativa con una amplia batería de medidas económicas y de transparencia. Algo de lo que Rubalcaba no solo adoleció, sino que hasta dentro de su propio partido le quitaron protagonismo cuando el líder de los socialistas catalanes pidió la abdicación del Rey.
Aún así, parece que más que una tendencia va a ser un oasis en el desierto. La sombra de Bárcenas y la posible implicación de algunos barones del PP en el caso Nóos es muy alargada en los medios y parece difícil que a corto plazo vuelva a ser el Ejecutivo el que marque la agenda y muestre su liderazgo político y legislativo.