Usando el mismo título de aquella obra que recopila escritos del filósofo Kant publicados entre 1784 y 1789 en donde habla sobre la defensa de la ilustración como actitud frente al mundo, Steven Pinker recoge los mejores años de la humanidad en su último libro. Planteando en su inicio la idea de que el mundo va a mejor (salud, avances tecnológicos, esperanza de vida…) Pinker afirma que el desencadenante de todos esos progresos que se disfrutan ahora, son fruto del período de la Ilustración.
En defensa de la Ilustración: por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso, titula la nueva obra este profesor de psicología de la Universidad de Harvard. Dividido en tres partes, cada una se centra en un aspecto importante de la época de la Ilustración. Primero comienza hablando en un tono cercano y claro sobre la Ilustración en sí. Dedica tres capítulos exhaustivos a ella, consiguiendo acercar este período de mediados del siglo XVIII a la actualidad, huyendo de definiciones, de fechas específicas y palabras incomprensibles para novatos del tema como lo es la redactora de la crítica. “Para los pensadores ilustrados, la huida de la ignorancia y la superstición mostraban cuán equivocada podía estar nuestra sabiduría convencional, y hasta qué punto los métodos de la ciencia constituyen un paradigma de cómo lograr el conocimiento fiable” comenzaba en uno de los párrafos.
Kant definió a Ilustración como la salida de la humanidad de su autoculpable inmadurez. Además dijo que es necesaria la inquietud por el saber por conoce las cosas. Pero Pinker no se queda únicamente en la búsqueda del conocimiento también analiza la historia del hombre en diferentes lugares, sin dejar de lado, por supuesto, la mención de grandes del momento como Smith, Kant o Montesquieu.
En otro capítulo titulado Contrailustraciones habla sobre progreso y política: “el conflicto entre nacionalismo y humanismo se hace patente en morbosos eslóganes patrióticos (…) El nacionalismo no debería confundirse con los valores cívicos, el espíritu público, la responsabilidad social o el orgullo cultural” afirmaba.
Pero este análisis no es simplemente eso, un análisis. Hace también una crítica, sin filtro ninguno, sobre los intelectuales: “los intelectuales odian el progreso” declara al iniciar el capítulo, y continúa unas líneas más abajo: “Lo que exaspera a los intelectuales es la idea de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra comprensión del mundo puede mejorar la condición humana”.
Sí es verdad que este ensayo parece mirar solo a aquellas facetas de la humanidad positivas, pasando de largo e ignorando los riesgos (o problemas) que ha conllevado el desarrollo económico y social. En un momento del libro, Pinker afirma: "No obstante, todos estos avances peligran si Donald Trump se sale con la suya". Basando su teoría no solo en palabras y estudios sino en datos, Pinker aporta más de 70 gráficas a su obra, componiendo lo que parece ser, la parte más sólida del libro.
A lo largo de toda la obra trata temas analizados por la Ilustración, como son la religión, la felicidad, el concepto de vida, incluso el terrorismo y la igualdad de derechos. La tercera y última parte es un análisis de la razón, la ciencia y el humanismo, todo ello, siempre desde la perspectiva del análisis de la actualidad, y demostrando con argumentos escritos, y estudios, el avance que el mundo ha experimentado desde la Ilustración.