Alan Wolfe muestra el peor lado del ser humano repasando acciones atroces y desalmadas promovidas bajo la tutela de los gobiernos. El libro analiza sucesos polémicos, desde conflictos bélicos hasta genocidios racistas, todos ellos acontecimientos que comparten una maldad política. Irak, Irán o Ruanda son algunos de los escenarios elegidos para implantar la tesis.
Las soluciones propuestas por el escritor no son un remedio universal, cada problema tiene sus características propias. Sin embargo, Wolfe defiende el método racionalista, un estudio detallado de los casos y sus circunstancias. Cuando se haya comprendido el trasfondo y se hayan observado a las personas o grupos involucrados, solo entonces se deberá elegir la estrategia adecuada.
El ensayo no considera posible la extirpación de la maldad en el campo político, en este sentido el autor muestra una perspectiva algo pesimista sobre la voluntad del hombre. Pero no todo está perdido, el hombre puede aprender a examinar las formas específicas que la maldad puede adoptar. Si se consigue esto, la maldad política no conseguirá irrumpir con sorpresa y sus consecuencias se verán ampliamente reducidas.
Ecos de El Príncipe de Maquiavelo suenan en las páginas de La maldad política, especialmente en algunos consejos radicales. Wolfe afirma que ante un líder malvado no se deben tener escrúpulos, hay que recurrir a cualquier alianza, método o recurso, por muy despreciable que sea, que esté a nuestro alcance con total de derribarlo o imposibilitar sus acciones.
El libro se apoya también en teorías de filósofos clásicos de la tradición cristiana como San Agustín o Santo Tomás de Aquino, estudiosos de la naturaleza de la maldad. La moraleja principal que se obtiene de las conclusiones del autor, es que el ciudadano debe medir con responsabilidad cada una de sus elecciones políticas para no cosechar un futuro funesto.
Alan Wolfe trabaja como profesor de Ciencias Políticas y director del Centro Boisi para la Religión y la Vida Pública Norteamericana de la Universidad de Boston. A lo largo de su carrera como escritor ha publicado más de 20 libros, entre los cuales destaca El futuro del liberalismo. También ha colaborado con algunos medios de prensa estadounidense, especialmente con la revista The New Republic.
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