Un avión en el que viaja una misión de la ONU se ve obligado a efectuar un aterrizaje de emergencia en una isla indonesia. La variopinta pandilla de supervivientes formada por enfermeras, pilotos, azafatas, médicos e incluso leñadores, consigue alcanzar una playa que se convertirá en su nuevo hogar. Una vez superado el susto inicial y, sin perder nunca la esperanza de ser rescatados, el grupo de náufragos dedica su tiempo a organizar la supervivencia en la isla para hacer su estancia lo más cómoda posible.
A través de unos personajes locos y rebeldes, que llegan a construir desde un frigorífico pergeñado con chalecos salvavidas hasta un consultorio para la difusión de los métodos anticonceptivos pasando por una destilería clandestina, se va hilando una historia llena de humor que da la vuelta al tópico de las historias de naufragios.
Paasilinna crea una hilarante historia utópica que esconde una clara crítica social: la incapacidad del ser humano de renunciar a las costumbres que conforman la vida del día a día, así como su torpeza para adaptarse a vivir en un medio distinto que no ofrece tantas comodidades.
Prisioneros en el paraíso reflexiona así sobre la felicidad de las personas y propone desprenderse de las posesiones materiales y liberarse de la estructura social a la que está sometida la gente en una sociedad contemporánea. Para Paasilinna la felicidad es otra cosa, algo que puede alcanzarse renunciando a las banalidades y haciendo de la equidad y de la justicia los pilares sobre los que debe sustentarse la sociedad.
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