Como sucede con los más grandes personajes de la literatura universal, en un determinado momento el autor se plantea acabar con él. En este caso, Salvo Montalbano es testigo directo de su propio funeral, lo que quizás sea un preaviso del final de las aventuras del policía.
Pesadillas aparte, el hallazgo de un cadáver de rostro desfigurado y la llegada al puerto de Vigàta de un misterioso velero de lujo son el pistoletazo de salida de la investigación de La edad de la duda, la novela más “marina” de Camilleri. La parte más “ardiente” la pone Laura, la primera mujer policía con la que tiene que trabajar Salvo, y que será durante toda la trama la “dulce tentación” del inspector. Además, el tráfico de diamantes africanos envuelve en un tono exótico la novela.
Con respecto a las anteriores publicaciones, se nota el paso de los años, tanto para el autor como para el protagonista. Montalbano, entrando en los cincuenta, se encuentra con problemas psicológicos relacionados tanto con lo profesional como con lo personal. Entre Laura y su pérdida de aptitudes, el inspector tiene que lidiar con dudas e inseguridades. Camilleri, el octogenario autor italiano, que normalmente engancha por su prosa “fácil pero nunca simple”, va esta vez más “directo al grano”. Aun así, su estilo siempre permite leer con agilidad y mantiene al lector pendiente de la trama hasta el punto y final. No en vano, gracias a sus argumentos inteligentes y sus toques de humor, Camilleri es un consagrado de la novela policíaca.
La saga del comisario Montalbano se va acercando a su fin. La intriga se acentúa sabiendo que el capítulo final, Riccardino, ya está escrito. Camilleri se lo entregó a su editor con la intención de que sea una obra post mortem.