¿El libro o la película? Nos encontramos, otra vez, ante la pregunta que se repite cuando una novela se transforma en imágenes. En ocasiones, el film supera a lo que fue la obra escrita, otras veces ninguna imagen consigue superar a la obra literaria. Lanzarse a hacer una película basada en un libro no solo es algo bastante complicado, también es peligroso. En este caso el ”valiente” ha sido Fernando González-Molina, director de las taquilleras “Tengo ganas de ti” y “A tres metros sobre el cielo”, con el best seller “Palmeras en la nieve” de Luz Gabás.
Casi coincidiendo con el tercer aniversario de la obra de Luz Gabás, mañana llega a las salas su adaptación al cine que se ha convertido en la superproducción española más grande de los últimos años. El film se ambienta en un lugar tan exótico como poco conocido, la isla de Fernando Poo en Guinea ecuatorial, y trata un tema apenas tocado en la literatura y el cine nacional: el colonialismo durante la dictadura.
La historia comienza en 1953, donde Killian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto a su hermano, Jacobo, un viaje hacia esa tierra exuberante y eternamente verde para reencontrarse con su padre, un veterano de una finca donde se cultiva y tuesta uno de los mejores cacaos del mundo. Una vez allí, mientras descubren las diferencias y similitudes culturales entre la colonia y la España de la que venían y trabajan duramente para conseguir el cacao perfecto, sus vidas cambian para siempre. La trama no solo nos evoca un retrato de la guinea colonial de mediados del siglo XX y sus complejas circunstancias históricas, también nos sumerge en una historia de amor prohibido cuando uno de los hermanos se enamora perdidamente de una nativa. El relato despierta en los espectadores y lectores la curiosidad por sus raíces coloniales al mismo tiempo que Clarence, la hija de Jacobo, trata de descubrir más acerca de sus orígenes y se zambulle en el ruinoso pasado de su padre y su tio.
El film es una demostración de lo que la industria del cine español es capaz de hacer cuando dispone de los medios necesarios y hasta el director admite que “la película no sería lo que es sin lo que ha costado (…) Es puro experimento visual”. Tal y cómo ha contado a Efe en una entrevista, Fernando González-Molina consideraba que “Palmeras en la nieve” era una historia “épica, evocadora, intensa, profundamente ambiciosa, e intimista” y al hacerse cargo del proyecto, temía que se pudieran perder esas “sensaciones” que él tuvo al leer la novela. Luz Gabás, la autora del best seller, ha supervisado en todo momento el film que ha sido rodado en Gran Canaria, Huesca y Colombia, por las complicaciones de intentar hacerlo en Guinea que no tiene nada que ver con la Guinea que se quería evocar. La película, que ha tardado 7 meses en rodarse, ha contado con 70 actores, unos 250 técnicos y alrededor de 2.200 extras.
“Palmeras en la nieve” llama la atención de por sí no solo por ser la superproducción española más importante en los últimos años; también lo hace por tener como protagonistas a actores como Mario Casas, Adriana Ugarte y Macarena García y por plantear un contexto que resulta tan exótico como novedoso. Aunque para muchos la película no ha llegado a ser lo que se esperaba de ella y muchos la vean como algo comercial, con graves problemas de duración y un arranque muy bien llevado pero decepcionante según va a avanzando la trama, el trabajo del departamento de arte, fotografía y vestuario es, al menos, innegable.
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