UNA SEGUNDA MADRE (Anna Muylaert, XXII)

¿Convencionalismos, a mi?

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Una segunda madre

Director: Anna Muylaert

Actores: Regina casé, Michel Joelsas, Lourenco Mutarelli.

Género: Comedia

Duración: 114 minutos

País: Brasil

Año: XXII

Val trabaja como criada en la casa donde siempre ha vivido. Está acostumbrada a los señores y es la confidente del hijo de estos, una especie de segunda madre para él. Poco a poco se amoldó a esta forma de vida y guía el hogar con suma rectitud, las reglas son las reglas. Criados y amos pueden entenderse, pero en ningún caso se considerarán como iguales. No ha conocido otra cosa y tampoco le importa… Hasta que un buen día su niña, a la que no ve dese hace muchísimo tiempo, decide volver a vivir con ella. Tras la llegada de la joven nada volverá a ser igual. La chica es lo más parecido a un torbellino, directa, sin pelos en la lengua, y sobre todo sumamente rebelde. ¿Qué son los convencionalismos? ¿A alguien le importan? Esos temas no van con ella. Todos son iguales y libres, punto. Piensa llevar sus creencias hasta el final, pasando por encima de una mujer tan conservadora como Val.

La idea de la que parte la producción brasileña Una segunda madre, es totalmente fresca e innovadora. La directora Anna Muylaert imagina un punto de partida opuesto a lo que el público está acostumbrado en este tipo de películas. Desde que el espectador puede recordar, las temáticas de la servidumbre suelen enfocarse desde el horizonte más crudo. El de los hombres maltratados por unos superiores desconsiderados que los deshumanizan. Ahí tenemos el ejemplo de producciones tan geniales como Criadas y señoras o Doce años de esclavitud. Ambas son grandiosas, pero esta perspectiva  tan vista plantea un problema. O el filme es absolutamente genial, o no tendrá mucha importancia.

El acierto está en enseñar el contrapunto de algunas de las situaciones que deben tratarse con tacto extremo. Es verdad que en relación a esto predomina la injusticia, pero no se puede olvidar que después del sometimiento a la gente de color, el concepto de las empleadas del hogar cambió, aunque seguía manteniendo implícita la idea de la subordinación. Muchas mujeres congeniaban con sus jefes e incluso se convertían en pilares para ellos. Este es el caso de la protagonista de esta producción que, como Mami en Lo que el viento se llevó, ejerce de voz de conciencia.

Aquí el encanto reside en el gracioso contrapunto que ejercen una Val totalmente chapada a la antigua y una muchacha de diferente generación con pensamientos mucho más reivindicativos y espontáneos. La llegada de la espontaneidad personificada conseguirá que cunda el desastre en un entorno tan pacifico como un hogar disciplinado. Sentarse a la mesa como otro miembro de la familia, comer sus alimentos sin pedir permiso previamente… Situaciones incomodas que pueden generar controversias que es interesante debatir.

Es cierto que los largometrajes brasileños no están demasiado extendidos en España, este tiene su aquel, además consigue alcanzar cierto trasfondo, sin llegar al drama, que tampoco viene mal. Las interpretaciones logran su objetivo, convencer y la historia engancha. Merece la pena echarle una ojeada, al menos entretiene.

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