Actores: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Nick Robinson, Ty Simpkins, B.D. Wong, Judy Gr
Género: C. Ficción
Duración: 125 minutos
País: Estados Unidos
Año: XXII
Han transcurrido ya dieciocho años desde que se inaugurase el último grito para los fanáticos de la adrenalina, el Parque Jurásico, el único centro temático especializado en dinosaurios. Atraía los comentarios, visitas y emociones de todo tipo, tanto en los visitantes dentro del propio largometraje como en los espectadores ávidos de curiosidad que, a principios de los noventa, pudieron empaparse con las múltiples cualidades cinematográficas de este grandísimo éxito filmado por el inconfundible Steven Spielberg.
Resulta indiscutible que Jurassic Park conquistó a la audiencia e incluso muchos la considerarán todo un hito de su infancia o primera juventud. Efectivamente, son incontables los puntos que la han permitido pasar a la historia como una de las mejores del género. Desde sus efectos especiales deslumbrantes para la época hasta un guion totalmente innovador pasando por esa banda sonora entrañable que quedaría en la memoria de todos.
Y el responsable de mantener el listón es Colin Trevorrow, sin duda una responsabilidad tan aplastante como los protagonistas de estos largometrajes. Pese al estrés que supondría un retorno mundialmente esperado, la prueba ha sido superada con un éxito notable. La primera entrega no tiene parangón, pero con Jurassic World los mayores fans podrán disfrutar sabiendo que su cinta favorita ha caído en buenas manos.
Son bastantes los aspectos que logran catalogarla como digna sucesora. La mejor cualidad con diferencia ha sido esta vez la cuestión de los efectos especiales. La nueva trama los requería, y aun así son mejores de lo que cabía esperar. El parque tan querido y atestado en su tiempo ahora necesita un mayor índice de público y la idea estrella consiste en modificar genéticamente a una de las especies más peligrosas, no obstante, en un momento dado, la atracción especial escapa a su control y vuelve a sembrarse el caos.
Trevorrow imprime un realismo absoluto y gran vitalidad a la protagonista femenina, ese monstruo descomunal que engulló a su propio hermano, Tyrannosaurus Rex. En lo que al guion respecta, casi entristece afirmar que no destaca tanto como el apartado técnico. La conmoción se fraguó cuando Spielberg concibió un mundo dominado y habitado por dinosaurios, algo nunca antes planteado y que conllevó además una carga extra de sentimentalismo en los personajes humanos. Este sentimentalismo no se da cita una segunda vez. De hecho, en esta secuela el libreto se queda casi insustancial en los tramos tranquilos. Una deficiencia del todo perdonable teniendo en cuenta el balance final.
Desde luego, alcanzará su objetivo de ventas masivas e incluso no sería extraño que con el tiempo se pensase en una continuación al proyecto actual, y eso le dotaría de una autonomía de la que ahora mismo no puede presumir, pues inevitablemente se la va a comparar con su vieja compañera. Toda una satisfacción para los antiguos forofos y una experiencia altamente recomendable para aquellos que se perdieron la primera, aunque sean muy pocos.
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