CINCUENTA SOMBRAS DE GREY (Sam Taylor Johnson, XXII)

¡Qué gran contradicción Señor Grey!

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Cincuenta sombras de Grey

Director: Sam Taylor Johnson

Actores: Jamie Dornan, Dakota Johnson, Jennifer Ehle, Eloise Mumford, Victor Rasuk, Luke

Género: Erótico

Duración: 125 minutos

País: Estados Unidos

Año: XXII

El fenómeno que inició E.L. James, autora de la novela erótico-romántica Cincuenta sombras de Grey, alcanza su punto álgido este fin de semana con la llegada de Christian y Anastasia a la gran pantalla. Es una ley lógica que cualquier adaptación cinematográfica de un libro tan revolucionario levante ampollas y pasiones entre el público, pero si hay un fenómeno de masas en toda regla, este es el que provocará tan esperada cinta, que llama la atención de admiradores y detractores. El señor Grey y su “chica” son cada vez más los protagonistas de todo tipo de conversaciones con un ciclo que empezó tildándose como atractivo solo para las amas de casa y acabó expandiéndose a todos los sectores.

Si hay algún término que pueda definir fielmente al largometraje este es contradictorio, lo es casi tanto como la personalidad de Grey, con sus cincuenta confusas sombras. Atendiendo a cuestiones de precisión a la hora de adaptar la historia al cine el resultado es realmente positivo. Cada detalle está cuidado a las mil maravillas y se consigue recrear de forma muy convincente el entorno que todas las lectoras imaginaron. El argumento incluso llega a trascender el erotismo profundizando en los traumas psicológicos del protagonista, que quedan muy claros, más que en la novela, donde se explota muchísimo más la temática porno.

La elección de los actores tampoco es desafortunada en cuanto a físico se refiere. Tanto el modelo Jamie Dornan como Dakota Jonhson, hija de Melanie Griffith, podrían parecerse físicamente a los personajes de las páginas, pero existe un problema inmenso que hace que todas las cualidades positivas mencionadas anteriormente se vean disminuidas en gran medida y este es la escasa química que desprende la pareja principal. Un filme de voltaje tan elevado y picante como este, merece contar con dos cabezas de cartel que se entiendan lo mejor posible, que hagan saltar las mismas chispas que las lectoras imaginan en su cabeza, que puedan percibir las mismas sensaciones que han venido a buscar al cine. En esta ocasión eso no pasa ni de lejos. Cada uno actúa sin tener en cuenta el ritmo del otro, dan una gran sensación de autonomía.

Sus interpretaciones tampoco mejoran la cosa demasiado. Dorman no se cree al controlador y obsesivo Señor Grey, no desprende su desesperación, su sexapil y picardía, simplemente parece recitar de forma más o menos convincente, pero ausente. Johnson parece sentirse un poco más identificada en su roll de chica desgarbada, inocente y torpe, pero no es suficiente y las fallas de él, lastran el resultado final.

Por último está el impacto en el público, ¿Es tan fuerte como quieren hacer pensar? No. De hecho ya hay medios que la tachan de flojilla o cursi, carente de la carnaza que muchos quieren ver y que no van a encontrar. El grado de satisfacción con la película depende de las expectativas y la perspectiva. Si uno quiere disfrutar de las escenas potentes de dominación se quedará con las ganas, si busca trascender a la historia humana, estará algo más satisfecho, aunque desde luego un plato tan repetidamente anunciado podría haber aspirado a convertirse en algo mejor de lo que en el fondo es.

Tráiler de: 50 sombras de Grey

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