De Richard Linklater se dice que quizá sea el mejor director de cine actual, pues el original modo de llevar a cabo sus películas le ha dado esa fama. ConBoyhood, desde luego, no es para menos, ya que ha tardado 12 años en rodarla con tal de que los actores fueran los mismos en diferentes edades, acusados por el mismo período de tiempo en le realidad y que pudieran exponer cómo había influido este en sus respectivas vidas, porque a pesar de todo, y a pesar de todo, sólo han hecho falta 39 días de rodaje. Eso sí, muy bien repartidos.
El filme constituye esencialmente el reflejo del paso de los años, representado por pequeños retazos de las vivencias de los protagonistas. Para ello, el cineasta requería del compromiso del reparto, que se lo ha devuelto con reflexiones acerca de sus propias vidas. Durante el rodaje, los actores se reunían para enfocar la historia desde sus perspectivas personales, bajo su experiencia y crecimiento; sobre todo Ellar Coltrane, a través de cuyo personaje, Mason, se visualiza la trama. Linklater ya había experimentado este estilo de trabajo para la trilogía Before (Sunrise, Sunset, Midnight), dando forma e improvisando el guion constantemente.
Lo que más está valorando la crítica son las situaciones y, sobre todo, los diálogos, los cuales le han dado la calificación de brillante. Por todo esto, Boyhood ha conseguido el Oso de Plata al Mejor Director en el último Festival de Berlín, así como el Gran Premio FIPRESCI (otorgado por la Federación de Críticos de Cine) que la evalúa como mejor película del año, y que le será entregado en el próximo Festival de San Sebastián.
No obstante, no son los premios los que hablan, sino, antes que nada, el propio trabajo del director.
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