En un futuro no demasiado lejano, existirán los OS, (Operative System), ordenadores multifuncionales y con “vida” para interactuar con sus propietarios, una especie de ente con voz que comparte las preocupaciones y vivencias de su dueño y puede hacer feedbacks con él, una inteligencia artificial muy conseguida. Theodore es un escritor de esos ahogados en el tedio y la angustia de la soledad que la ha dejado su reciente divorcio que decide comprarse uno de esos aparatos y cuando lo estrena descubre que su voz es increíble, parece totalmente la de una humana, comprensiva, cercana y divertida, poco a poco se va enamorando de ella, el OS anhela un corazón y un alma, un cuerpo, pero lo que el protagonista parece olvidar es que no deja de ser un invento informático que se compra y vende al por mayor y quizá no haya un único dueño para cada uno…
El director estadounidense Spike Jonze maneja en su nuevo largometraje Her, una idea totalmente original y a cuento para la actualidad. Busca plantearse una reflexión filosófica sobre las relaciones humanas y la incursión de las altas tecnologías en la vida cotidiana. Invita a pensar en la cada vez más extendida figura del individuo que coge más cariño a sus aparatos artificiales que a sus seres cercanos, en formato de alegoría y exageración claramente. Esta parece ser la lectura más superficial, pero también puede haber otra detrás.
Una sobre la valoración de la condición humana, los sueños y las metas inalcanzables. Quizá se vea como un canto de esperanza a los discapacitados, que no pueden desarrollarse plenamente, pero son libres para sacarse todo el partido que se propongan, para aquellos que se sienten solos o que necesitan evadir la realidad que les defrauda a base de usar este tipo de artilugios. Incluso hace referencia a las personas más volátiles que no se ven preparadas para mantener una relación sería y prefieren los ligues o las platónicas, como le ocurre al protagonista, o juzgarse como un canto para los más defraudados de sí mismos, una forma de recordarles que pueden vivir y relacionarse.
Además su mayor punto de originalidad es que no se trata de una historia romántica al uso, pues cuando va a volverse más tradicional llega el clímax y sorprende positivamente al público. Es mucho más profunda y sutil de lo que en un principio parece, puede decirse que va en aumento su interés. Además el guión es exquisito, ingenioso, inesperado y sabiamente milimetrado, ofrece todos los ingredientes para ser una película completa, el receptor puede reír y llorar a partes iguales. En cuanto a los actores están a la altura de las expectativas, trabajan con ganas y pasión, incluso Scarlett Johanson, (que colabora como una interprete más porque pone la voz al OS) realiza una labor ejemplar. Mantiene el interés todo el tiempo, aunque quizá en ocasiones las secuencias se prolonguen demasiado o se introduzcan silencios innecesarios cuyo propósito había quedado claro aunque fueran más breves.
Una cosa es evidente, ir al cine a verla merece muchísimo la pena, es original, fresca y divertida, pero a la vez trasciende y hace pensar, todo lo que se puede pedir. Además puede verse en todos los contextos, familia, pareja o con amigos y gustará a todas los géneros e incluso edades por igual, ha recibido bastantes nominaciones que respaldan su calidad y las críticas son unánimes en lo que a brillantez se refiere.