Actores: Mark Wahllberg, Taylor Kitsch, Emile Hirsch
Género: Bélico
Duración: 121 Minutos
País: Estados Unidos
Año: XXII
Año 2005. Guerra de Afganistán. Los soldados deben alistarse para ir a la guerra, defenderse, luchar por su país. Son momentos difíciles para todos, los bombardeos no dejan de aterrorizar a la ciudadanía, por eso toda la confianza queda depositada en los jóvenes afiliados a las SEALs. A cuatro de ellos les es encomendada una misión sumamente peligrosa y compleja, deben acabar con el líder talibán de la zona de Kunar. Muchos son los días que los hombres sufren, planean su ataque y esperan el momento de realizarlo, pero cuando este finalmente llega, la operación no sale como ellos creían, tres de ellos mueren en el campo de batalla, queda uno, el único superviviente. El único protagonista de la escena y de su vida. Un hombre que ha vivido los horrores de la pérdida de amigos hermanos con sus propios ojos y que debe seguir combatiendo en ese entorno tan parecido al infierno si quiere poder contarlo después.
El director estadounidense Peter Berg dirige El único superviviente, su nueva producción. Su labor puede calificarse de notable en general. El invento de una nueva Apocalipsis now resulta increíblemente logrado. El guion es bastante acertado, genera expectación en un principio, te mantiene enganchado durante la trama, incluso sufriendo por el destino de los personajes y, aunque al final baja un poco la intensidad, el ritmo de fondo es constante y bueno. Tres puntos importantes y positivos a destacar dentro del largometraje. En primer lugar está la interpretación de los actores, consigue una nota bastante elevada, asumen su papel y lo llevan con total credibilidad. Los otros dos factores son de vital importancia en una película de guerra como es esta. Por un lado la banda sonora. Es bastante adecuada para la trama que debe cubrir. Puede recordar incluso ligeramente a la del filme La misión, aunque es cierto que no la iguala y por último, merece la pena hablar de la fotografía, punto fuerte del proyecto sin lugar a dudas, su crudeza y realismo la hacen digna de admiración. Una de esas películas que despiertan el interés general aunque sea solo por los factores estéticos y que también es un lujo disfrutada desde dentro.
Si hay algo que se le pueda reprochar a la historia es el argumento. No tiene nada de original para el momento que le toca vivir al mundo. Cuantas historias sobre la guerra se han rodado a lo largo del tiempo, innumerables. Si bien es cierto que los de corte romántico han sido los más abundantes, Pearl Harbour es un ejemplo, los que contienen tintes de amistad no son pocos. Los colegas que se mantienen al pie del cañón hasta que solo queda uno, ese uno que se lamenta por la pérdida de aquellos a los que tanto quiso… es algo ciertamente trillado. Hacía tiempo que no se escribía nada de carácter bélico y, si bien es cierto que la narración se inspira en el libro de Marcus Luttrell con el mismo título, que a su vez está basado en un hecho real, lo que dota de más valor a la creación, podía haberse enfocado de otro modo o bien acortado. Casi tres horas pueden parecer demasiado para un transcurso que se pasas entre tiroteos, lamentaciones y esperas interminables.
Una obra genial en términos cinematográficos y algo manida en cuestión de temática. Las críticas la alabarán lo más seguro, pero el público no podrá marcharse de la sala de cine diciendo: “Esto es nuevo, me ha dado una nueva perspectiva de un conflicto armado”, más bien dirá “Calidad excelente pero más de lo mismo”. Ese no debería ser el objetivo del cine actual. La industria necesita nuevas ideas. Un estreno, por otro lado, poco acertado para las fechas navideñas precisamente por lo que estas significan.