Los años de posguerra en España significaron hambre para tantos y emigración para muchos. Las chicas de la sexta planta retrata a través de seis mujeres de diversas edades cómo muchas tuvieron que escapar a Francia en busca de trabajo, la mayoría sin conocimiento alguno del idioma pero rebosantes de orgullo y vitalidad.
Jean-Louis (Fabrice Luchini) y Suzanne (Sandrine Kimberlain) forman un matrimonio burgués ajado por la monotonía y las buenas formas. Las criadas, entre las que destacan María y Concepción (María Verbeke y Carmen Maura), representan la alegría que falta en el círculo adinerado para el que trabajan. Un choque de maneras y acentos que provoca situaciones de comedia entre dos culturas que intentan comprenderse. Pronto Jean-Louis quedará prendado de las peculiares españolas, de su lengua, su arte, sus costumbres... de cómo a pesar de dormir en una mugrienta sexta planta no pierden nunca la capacidad de sonreír. De este modo consigue recuperar la alegría de vivir, rejuvenecer y hasta ¿por qué no? De querer echar recuperar lo que su matrimonio ya no le da.
Se han hecho muchas películas sobre la Guerra Civil y sus posteriores estragos, pero pocas han sabido hacerlo en clave de comedia sin dejar de lado el dramatismo de la escasez de recursos y la separación entre fronteras (punto para Lola Dueñas). Esta historia consigue entretener al espectador, hacerle mirar atrás y de paso sacarle una sonrisa, que nunca está de más.