Inglaterra 'resucita' a tiempo para meterse en la siguiente ronda
Alejandro G. Nieto.- Inglaterra recuperó sus señas de identidad a tiempo de enmendar sus errores y clasificarse para octavos de final. El coraje y el espíritu de lucha que caracterizan a los pross fueron sus principales argumentos para apabullar a Eslovenia, que se escapó de la goleada por la magnífica actuación de su portero. A los balcánicos les servía la derrota siempre que Estados Unidos empatara con Argelia, pero la tardía victoria de los yankees les apartó de octavos y dejó a Inglaterra segunda de grupo. Los de Fabio Capello se medirán al vencedor del grupo D, todavía sin lucir un gran juego, pero con la confianza y la ilusión recuperadas.
Eslovenia 0 – Inglaterra 1
Inglaterra mejoró su juego más por impulso y por necesidad que por haber aclarado sus ideas futbolísticas. Capello sigue empeñado en desterrar a Stephen Gerrard a la banda izquierda, parcela donde aparece un desierto cada vez que el del Liverpool, instintivamente, migra hacia el centro. El técnico italiano dio otro golpe sobre la mesa para demostrar su autoridad –John Terry la había desafiado al pedir abiertamente la titularidad de Joe Cole– alineando a cuatro mediocentros, con Gerrard en la izquierda y James Milner en el costado contrario. Con la única apuesta ofensiva de introducir a Jermaine Defoe al cobijo de Rooney, el once de Capello invitaba a la desconfianza, más aún cuando Inglaterra necesitaba imperiosamente la victoria para no hacer las maletas.
La estrategia, con todo, funcionó. Los pross eran mayoría en el centro del campo y ello les aseguró la custodia del balón. Sólo hizo falta una chispa esporádica para encender el fuego inglés. Fue un centro de Milner, que interpretó a la perfección el desmarque dibujado por Defoe. El delantero del Tottenham mandó el cuero a las mallas y espantó el aire de fatalismo que envolvía a Inglaterra. Desaparecieron los nervios y los de Capello, por primera vez desde que llegaron a Sudáfrica, empezaron a jugar al fútbol. Gerrard y Rooney, siempre mirando a la portería, descomponían la defensa con combinaciones veloces y precisas al primer toque. Milner y Defoe congeniaron como si llevaran toda la vida jugando juntos. Y Frank Lampard, incorporándose desde la segunda línea, ejerció de gatillo en un ataque, el inglés, que no cesó de disparar.
Eslovenia no ha destacado precisamente por un juego brillante. Y sin embargo estuvo a punto de clasificarse para octavos en el segundo partido; un intento frustrado por la heroica remontada de Estados Unidos. Por calidad colectiva y por juego, los estadounidenses tienen más que merecido el pase a la siguiente ronda, que arrebataron a los eslovenos con un providencial gol a Argelia en el descuento. Pero si algo se puede argumentar a favor de los europeos es que su portería la guarda el que ha sido, a todas luces, el mejor arquero del grupo C, famoso en este Mundial por las manos de mantequilla exhibidas por los cancerberos. Jasmin Handanovic contuvo a Inglaterra con una actuación soberbia. Ante los potentes remates de Defoe, la precisión de Gerrard y los cabezazos de Terry aparecieron siempre los guantes de hierro del portero esloveno.
Eslovenia, encerrada en su campo ante el empuje de su rival, apenas dio señales de vida, especialmente tras el descanso. El empate de Estados Unidos ante Argelia les clasificaba y de su falta de tensión se aprovecharon los delanteros ingleses. Defoe, voluntarioso y desequilibrante, fue el único capaz de superar la muralla de Handanovic. Logró su segundo tanto, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. Peor fortuna tuvo Rooney. Quería reconciliarse con el gol y con la afición, a la que hubo de pedir disculpas tras criticar los abucheos del partido contra Argelia. Pero en su mejor ocasión, batido Handanovic, envió el cuero al poste.
El ataque esloveno sólo apareció una vez, en una intensa jugada en la que los defensores ingleses rechazaron hasta tres claros remates de gol. El resto fue un paseo sosegado hacia los octavos para una Inglaterra que acabó reencontrándose a sí misma a base de “sangre, sudor y lágrimas”, siguiendo los dictados de Winston Churchill, su líder más admirado. No maravilló como lo hiciera en la fase de clasificación para el Mundial. Ni siquiera exhibió la pegada que le caracteriza. Pero Inglaterra, embestida tras embestida, fue recuperando la confianza. La bravura y el coraje, sus señas de identidad, les han bastado para volver a figurar entre los aspirantes al título. Eslovenia, pese a su excepcional guardameta, regresa a casa.
Goles: Defoe (22’)