Pase a cuartos muy sufrido para la Selección española, que venció por la mínima a un conjunto croata que casi rompe la ilusión de La Roja y de miles de españoles. Quizás demasiado contentos con el empate a cero o exhaustos de su última actuación, los de Vicente Del Bosque no enamoraron con su elogiado tiqui-taca, pero consiguieron con un especial gol de Jesús Navas en el minuto 88 lo que se esperaba de ellos: ganar y pasar a cuartos líderes del grupo C, junto a Italia.
Croacia 0 – España 1 Con una puntualidad máxima y en contra de todo pacto o rumor, dio comienzo el Croacia-España. En un PGE Arena casi lleno, atento al cielo y a dos selecciones que, de momento, ya tenían parte del billete a cuartos, comenzó a rodar un balón de clara posesión española. La Roja comenzó a adueñarse del esférico con tranquilidad y sin prisas, dejando al descubierto el claro objetivo defensivo croata. El empate les valía a ambos, y ninguno salió a arriesgar, ni siquiera la Selección española que aunque repetía el 11 de Irlanda, no comenzó con la misma fuerza.
Ante los pitidos de la hinchada croata, España controlaba el balón, pero no el encuentro. Las ocasiones se hicieron esperar y el partido se hizo lento. Croacia hacía muy bien sus deberes, y entre faltas y saques de banda el choque mermó. Los de Slaven Bilic intensificaban poco a poco su acción de defensa y aunque el mago Silva hizo todo tipo de magia, La Roja no terminaba de arrancar. La falta de ataque por la que ha sido continuamente recriminada se convirtió en su asignatura pendiente, y sin ella, la primera parte transcurrió con calma y sin goles.
Sólo un gran Silva mantuvo la esperanza del gol y la única ferocidad española. De todos los colores, olores y sabores fabricó las jugadas el canario, pero su desconexión con Torres, totalmente plano, impidió culminar toda ocasión. A España le faltaba meter unos cuantas marchas más a su juego, pero ni lo intentó. Únicamente los dos disparos inesperados de Ramos y Piqué ponían algo de emoción al partido, pero éste se tornaba aburrido. Con un 0-0 en el marcador y con poca carne en el asador por parte española, se llegó al descanso.
En la reanudación, la noticia del 1-0 en Poznan a favor de Italia hizo revolucionar al cuadro croata. Casi fuera de la Eurocopa, los de Bilic necesitaban dar lo máximo, y lo dieron. A punto estuvieron, incluso, de sorprender con un cabezazo envenenado de Ivan Rakitic, pero el capitán español tiró de veteranía y de apodo, y salvó una vez más a La Roja con un paradón de su propia cosecha. Y entonces, el partido empezó a coger color. Con los nervios a flor piel y la necesidad de marcar, Croacia se vino arriba y buscó con más ímpetu la portería de Casillas.
Con el miedo también en el cuerpo, Vicente Del Bosque buscó la forma de remediar el triste empate, y retiró a un desaparecido Fernando Torres para dar paso a Jesús Navas. Pero a España le costaba hacer efectivo un tiqui-taca sin brillo. Tampoco lo consiguió con la entrada de Fábregas en sustitución del mago Silva, que tuvo el gol en sus botas pero erró en dar un mal pase de tacón en vez de tirar a portería. Mientras tanto, los croatas no paraban de asustar y de poner a prueba a un Iker Casillas que se tuvo que estirar en más de una ocasión.
Y cuando España se veía en las últimas, intentándolo sin suerte y con un rival que había enseñado sus garras, llegó el gol del éxtasis. En una jugada idílica, un excelente pase de Cesc Fábregas a Andrés Iniesta, que controla con maestría con el pecho y deja en bandeja a Navas, hace estallar de emoción a los 6.000 espectadores españoles que sufrían en Gdansk y en el mundo entero. Con este gol casi postrero en el minuto 88, España se hacía con un partido muy sufrido y con un pase a cuartos que, gracias a ese tanto, encara como primera de grupo.