Nacional  La Semana que vivimos - Del 11 al 17 de diciembre de 2000 - Número 186  

Trabajador nato

Raquel González.- Sólo llevaba tres años afiliado al Partido Popular y con eso les ha bastado a los asesinos para acabar con él. Cuarenta y cinco años de una vida de lucha para salir adelante volaron por los aires. Francisco Cano nació en La Carolina (Jaén); con tan solo siete años formó parte, con sus padres y hermanos, de la gran oleada migratoria que acogió Cataluña por los años 50.

La Comunidad que le ha visto morir le dio la vida en otro tiempo. Allí creció, pudo conocer a la que sería su mujer, Encarnación, con la que tendría dos hijas, Laura y Noelia, de 14 y 19 años. También se forjó un futuro. Creó una empresa de fontanería y electricidad junto a un amigo. Al principio, sólo tenían un empleado; actualmente daban trabajo a 20 operarios.
La buena marcha del negocio había propiciado que últimamente llevase una vida más desahogada. Quizá ese factor, unido a las ganas de hacer algo por la comunidad en la que vivía, le hizo dedicarse a la política. En un principio estuvo militando dos años como independiente en el Ayuntamiento de Viladecavalls, pero desde 1997 decidió unir sus fuerzas a las del Partido Popular. Era el único militante del PP -el consistorio está gobernado por Convergencia i Unió-. Se ocupaba del área de Obras y Servicios, velaba por conseguir que las infraestructuras de su localidad estuviesen siempre a punto. Sus vecinos le han reconocido la importante labor que hizo por toda la comunidad.
Tras el atentado que acabó con la vida del concejal del PP, José Luis Ruiz Casado, Cano estuvo planteándose si su vida también corría peligro. Tanto Casado como él se dedicaban a la política de manera no profesional. Su mujer le llegó a plantear que lo dejase, pero él quería seguir ahí. Ahora ya es tarde, ahora ya no hay remedio. "¿Quién tiene la culpa de esto?", se preguntaba su madre. Nadie pudo responderle.


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