María Lloria.- La inflación en el mes de noviembre ha sido del 0,2 por ciento, con lo que la tasa interanual se eleva al 4,1, más del doble de lo que inicialmente el Gobierno había previsto, el dos por ciento. Esta desviación supondrá que el Estado tendrá que aportar 355.000 millones de pesetas para los pensionistas, ya que el dato de noviembre es el que se utiliza de referencia para la compensación a los jubilados.

La subida del precio de la energía, la repercusión que ésta tiene en los precios industriales y la poca flexibilidad del sector servicios se apuntan como las principales causas de una inflación tan elevada. El fortalecimiento del euro y la bajada en los precios de las gasolinas durante diciembre podrían suponer una reducción en la inflación de este mes, pero no lo suficiente para llegar al dos por ciento previsto inicialmente.
Esta situación se agrava si se compara a España con las principales economías europeas. Las tasas de inflación de países como Francia o Alemania no superan el 2,5 por ciento, lo que supone un gran inconveniente cuando se tiene que aplicar la política monetaria, subir o bajar los tipos de interés, ya que al ser la misma para todos los países que forman parte del euro, lo que beneficia a unos miembros perjudica a otros.
En el contexto de un precio del petróleo a la baja y unas perspectivas de poco crecimiento económico, no parece que en las próximas semanas el Banco Central Europeo (BCE) vaya a subir los tipos de interés. Esto beneficia a países que tienen una inflación controlada y un escaso crecimiento, sin embargo, supone un problema para España, ya que no contribuye a frenar el consumo.
El repunte de la inflación que se viene produciendo durante todo el 2000 no ha tenido una repercusión directa en las subidas salariales. Los sueldos crecieron durante el tercer trimestre de este año un 2,4 por ciento y la inflación en septiembre se situó en el 3,7 por ciento, de modo que se ha producido un descenso en el poder adquisitivo de los trabajadores.
[14-12-2000]