Comunicación  La Semana que vivimos - Del 11 al 17 de diciembre de 2000 - Número 186  

El virus Hybris se activa con la luna llena

Juan Martín Muñoz.- El Hybris abre una nueva generación de infecciones informáticas que permiten llevar a cabo una utilización maliciosa, y de momento, sus correos son portadores de contenidos pornográficos relacionados con una historia del cuento de Blancanieves, aunque debido al sistema de actualizaciones la temática puede variar.

La característica principal del virus es la gran capacidad de actualizar su código por medio de la Red. La esencia del Hybris permite a los mensajes estar al día y se elaboran por medio de módulos plug-ins, que viajan en grupos de noticias. El virus se regenera y cambia de aspecto sin posibilidad de detener esta mutación. El autor no ha introducido ningún módulo que dañe directamente a los sistemas internos afectados de los ordenadores. El poder de esta infección se fundamenta en que, una vez que se conecta el usuario a Internet, permite al virus actualizarse constantemente a través de la Red, y de este modo, se demuestra que su potencial es muy grande aunque su creador no lo quiere aprovechar para hacer el mal.
Los virus informáticos avanzan hacia la analogía con sus equivalentes biológicos. Cuando un usuario infectado se conecta a Internet, Hybris busca nuevos módulos donde penetrar. La frecuencia con la que se accede a la Red por parte de los usuarios resulta el factor clave para la expansión del virus. No todos los internautas entran a la red el mismo número de veces. Los mensajes en los que viajan las actualizaciones con el paso del tiempo caducan. De esta forma, las copias instaladas en los ordenadores cuyo propietario se conecte con más frecuencia serán las evolucionadas debido a que han recogido el mayor número de módulos.
La llegada de la luna llena del 11 de noviembre supuso que el grupo de noticias alt.comp.virus recibiera más de 5.000 módulos. Este colapso causó la indignación de los contertulios, que pensaban que era un acto de cibervandalismo. Días después varias compañías antivirus descubrieron cuál era el origen de aquellos mensajes, de procedencia anónima, y sus efectos hasta ahora inofensivos.
[14-12-2000]


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