Pablo Fernández.- El mandato del presidente de la República se reducirá a cinco años, en vez de los siete que duraba hasta ahora. Así lo decidieron los franceses en el referéndum celebrado el último domingo de septiembre. Lo más destacado de los resultados fue la gran abstención, que llegó al 69,5 por ciento.
El altísimo nivel de abstención, nunca visto en la historia de Francia, refleja el poco interés que ha despertado esta reforma de la Constitución. El referéndum no era necesario para aprobar el cambio, pero el presidente Jacques Chirac se empeñó en ir a las urnas. Chirac achacó la enorme cifra de abstenciones a las pocas ocasiones que tienen los franceses de ejercer la democracia directa.
De los que votaron, dijeron "sí" al recorte del mandato presidencial el 73 por ciento. Sólo unos 2 millones de personas se opusieron. Tanto el partido del presidente de la República, de derechas, como el del primer ministro Lionel Jospin, de izquierdas, hicieron campaña a favor del cambio legal.
Con esta reforma lo que se consigue es que a partir del 2002 coincidan el mismo año las elecciones a diputados con las presidenciales. Hasta ahora los franceses elegían gobierno y presidente en diferentes años, con lo que solían votar buscando el equilibrio de fuerzas políticas en el poder. Esto provocaba que generalmente los electores dieran la Presidencia y el control del Parlamento a partidos distintos. Es previsible que este sistema de cohabitación, que ha caracterizado la política francesa de los últimos años, se rompa y que ambos poderes estén en manos de un solo partido. Así se conseguirá que el Gobierno tenga mayor libertad de acción para dirigir el país.
A pesar de todo, este referéndum ha supuesto un cambio muy superficial. Jacques Chirac no quiso que en él se trataran algunos temas muy importantes: no se ha abordado la reducción del mandato de los senadores (actualmente de nueve años) o el recorte de las amplias competencias del presidente.
[25-9-2000]