La penúltima trampa de Milosevic en los Balcanes
Txema García.- Milosevic ha logrado perpetuarse en el poder pese a todo y pese a todos. No ha mostrado el menor atisbo de moralidad en su gestión llevando a su pueblo a la guerra en cuatro ocasiones en la década de los 90, provocando el desmembramiento sangriento de la antigua Yugoslavia y sumiendo a su país en el atraso.
Milosevic, junto a su esposa Mirka Markovic, son las cabezas visibles de un aparato, heredero del de la época comunista, que ha permitido la permanencia en el poder de Slobo durante todo este tiempo. En las últimas elecciones la oposición ha denunciado graves irregularidades electorales que han sido desestimadas por la Comisión Electoral, un ente que no se ha atrevido a declarar vencedor por mayoría absoluta al líder de la oposición, Vojislav Kostunica, en primera vuelta. La oposición se considera ganadora y no se presentará a la segunda vuelta, además ha llamado a la población a la huelga general y a la desobediencia civil.
Milosevic sólo desea ganar tiempo. Todo hace indicar que ha manejado esta crisis como lo ha hecho siempre: con paciencia, silenciado toda fuente hostil y con el control de la policía y de los medios de comunicación. Milosevic ha ido manejando los resultados en función de la respuesta popular al supuesto fraude. Las 200.000 personas que fue capaz de sacar la oposición la semana pasada en Belgrado han hecho ver a Milosevic que declararse vencedor hubiese sido insultante.
Ahora, Milosevic puede tomar varios caminos. Podría declararse vencedor en la segunda vuelta aunque la oposición no se presente, ya que ha demostrado en diversas ocasiones que es inmune a la presión de la calle y mucho más a la internacional. Otra opción sería la de aceptar la derrota y exigir, amparado por la Constitución, agotar su mandato hasta el 2001, apoyado por el control de la Policía, el Ejército, el Parlamento y los medios de comunicación. Para desesperación de la oposición, el boicoteo de las autoridades montenegrinas a las elecciones ha terminado por beneficiar a Milosevic.
Una tercera vía que podría tomar Milosevic es la de desviar la atención interna a un foco de crisis externo, como ya hiciese en otras ocasiones. El Gobierno de Montenegro, que junto con Serbia forman la actual Yugoslavia, es pro occidental, separatista, y opuesto a Milosevic teme ser el elegido para crear dicha distracción externa.
[29-9-2000]
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