Alberto Herrero Martínez.- A las diez y media del pasado martes dos asesinos acribillaban a balazos a Manuel Indiano, concejal del PP. El pleno del ayuntamiento de Zumárraga en el que se debía redactar una nota de condena se convirtió en un auténtico guirigay.
La razón, la de siempre: los concejales del brazo político de ETA se negaban a condenar el asesinato. Vecinos y concejales de PP y PSOE comenzaron a insultarles. A esas horas el presidente del Gobierno conocía la noticia en Polonia. Su reacción fue expeditiva: "no puede haber términos medios entre el Estado de Derecho y ETA". Para Aznar, el PNV debe dejar claro dónde está saliendo del Pacto de Lizarra.
En Zumárraga, tras el alterado pleno , los políticos salían a la plaza del ayuntamiento para manifestar no sólo su repulsa por la nueva acción de los asesinos sino también su falta de cohesión. El PP y el PSE-E se colocaban tras una pancarta que decía "ETA, basta ya" y los nacionalistas, con el lehendakari al frente tras una que, en euskera, rezaba: "ETA, déjalo. El pueblo tiene la palabra". Y, mientras, el coordinador de IU, Javier Madrazo, dudando de dónde ponerse: al final, con los nacionalistas.
Y es que Izquierda Unida, en palabras de su coordinador general Julio Anguita, sigue criticando que el Gobierno “torpedee” cualquier intento de negociación con su “cerrazón”. Afortunadamente, la manifestación del día siguiente en Zumárraga fue diferente y todos caminaron detrás de la misma pancarta con Ibarretxe -que sigue sin hablar de la salida de Estella- y Javier Arenas a la cabeza. Un síntoma que debe confirmarse con las conversaciones entre Mayor Oreja y los partidos de la oposición.
Algo esparanzador para esa unidad fueron las declaraciones de Román Sodupe, diputado general de Guipúzcoa que había sido muy criticado por lo dicho tras el asesinato de José María Korta, que afirmó que “han matado a uno de los nuestros”.
[2-9-2000]