Patricia R. Cima.- Las costas de Cádiz reciben cada semana decenas de oleadas de inmigrantes procedentes del otro lado del Estrecho. Funcionarios de la Guardia Civil interceptan diariamente cerca de las playas de Tarifa a cientos de inmigrantes, la mayoría de origen subsahariano o magrebí.

A pesar de la fatiga y la dificultad del viaje, cada vez son más los niños que llegan a España de esta forma, acompañados de familiares e incluso solos. De igual forma, entre los inmigrantes ilegales que llegan cada día a las costas andaluzas es creciente la presencia de mujeres embarazadas y de bebés.
La inmigración ilegal supone uno de los problemas más difíciles de solucionar para todos los países. Pero la situación se complica con la llegada de adultos que buscan el paraíso europeo junto a sus hijos. Los menores procedentes de tierras africanas necesitan recibir una educación como el resto de los niños españoles. No obstante, a pesar de los distintos planes que se están presentando para que todos los menores acudan a la escuela, el 36 por ciento de los pequeños que llegan a tierras españolas y deciden quedarse en el país carece de escolarización.
La Administración española trata de evitar estas deficiencias. Para ello, ha puesto en marcha en algunas zonas del país un proyecto que trata de mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes, especialmente las de los más pequeños.
Se están estudiando programas destinados a menores inmigrantes cuyo fin principal es que otras familias de inmigrantes acojan a niños solos y les proporcionen una educación, o bien alojen a estos menores en hostales y pensiones para que sean controlados y seguidos por educadores. De este modo, se pretende introducir a los menores en las escuelas y actividades educativas españolas.
[22-7-2000]