Las cataratas del Iguazú evitan la amenaza del vertido de petróleo
Patricia García Serrano.- La empresa estatal del Petróleo de Brasil (Petrobras) ha protagonizado el segundo desastre ecológico en el país en menos de siete meses. La ruptura de uno de sus oleoductos submarinos provocó un vertido de 1,3 millones de litros de crudo en la bahía de Guanabara (Río de Janeiro) en enero.
Seis meses después, la ruptura de otro de sus conductos de petróleo ha producido el mayor derrame de crudo en Brasil en los últimos 25 años. Los ecologistas y las autoridades locales advirtieron que la marea negra se encontraba fuera de control y que avanzaba hacia las famosas cataratas del Iguazú, en la frontera con Argentina y Paraguay.
La empresa responsable del vertido se comprometió a limpiar el crudo derramado en un máximo de diez días, con lo que era necesario emplear todos los recursos posibles en un tiempo mínimo para evitar la llegada del petróleo al turístico salto de agua.
El intenso trabajo de cerca de mil obreros brasileños y de los equipos especiales de guardacostas de Argentina permitió contener el avance de la mayor parte de los cuatro millones de litros de petróleo vertidos por la empresa Petrobras en un afluente del río Iguazú. Gracias a la instalación de barreras flotantes, las cataratas del Iguazú quedarán a salvo de la marea negra, pero el riesgo continúa por lo que se han colocado dos nuevos muros. La empresa petrolífera estatal ha afirmado en un comunicado que la mancha, de unos 25 kilómetros de extensión, avanza a un kilómetro por hora y no llegará a la población Unión de Victoria. Esta localidad abastece con el agua del río tanto a sus habitantes como a una planta hidroeléctrica.
La compañía estatal Petrobras será sancionada con una multa de unos 150 millones de reales (cerca de 15.000 millones de pesetas). Sin embargo, el río Iguazú, las 50 especies de aves y treinta tipos de pájaros, los peces y demás animales que viven en este cauce de 800 kilómetros de extensión han sufrido daños irreparables.
[20-7-2000]
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