Roberto J. Madrigal.- España nunca había conseguido ganar con tanta claridad al conjunto estadounidense. Le ayudó ser el anfitrión, una ventaja relativa al jugar sobre tierra batida y con el público a favor, pero la clave fue la mentalidad de los jugadores españoles, que evitaron responder a los desplantes de John McEnroe fuera de la pista.

Albert Costa abrió la eliminatoria contra el jugador número uno de Estados Unidos, Todd Martin. Le derrotó con cierta comodidad en tres mangas. En cambio, Álex Corretja tuvo que remontar un set en contra, aunque consiguió ganar a Jan-Michael Gambill. El punto decisivo se jugó en el partido de dobles. Allí se vio la actitud ganadora de los españoles y la impotencia de los americanos para sobreponerse a las bajas de Sampras y Agassi.
Aunque el doble es el aspecto más flojo del conjunto español, Joan Balcells y Álex Corretja consiguieron vencer a Todd Martin y Chris Woodruff y asegurar el pase de España a la final. En dos partidos de trámite, Juan Carlos Ferrero demostró ser superior a Vincent Spadea, y ni siquiera Gambill consiguió salvar la honra norteamericana, pues perdió contra Joan Balcells en el último choque.
Este triunfo supone un espaldarazo a una generación de buenos jugadores como Álex Corretja, Albert Costa, Juan Carlos Ferrero o Carlos Moyà, ausente en Santander. En cambio, a Estados Unidos le crecen los problemas para encontrar sustitutos fiables a sus grandes estrellas. Ahora, como en 1967, Australia será el rival que España deba superar para conquistar la ensaladera que acredita al campeón de la Davis. La final se disputará en España a principios de diciembre, aunque aún se desconoce si será en Barcelona o Madrid.
[23-7-2000]