El Papa cumple 80 años a su regreso de Fátima
Patricia García Serrano.- El cardenal Wyszynski pronosticó que Wojtyla cruzaría las puertas del siglo XXI al frente de la Iglesia católica. No se equivocó, Juan Pablo II, un anciano con parkinson que habla dificultosamente, sostiene el pontificado sobre la espalda con una fuerza nunca demostrada por nadie.
El Papa ha cumplido ochenta años después de haber revelado el tercer secreto de Fátima, que tanto protegieron los que le precedieron en su tarea, Pio XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I. Juan Pablo II ha demostrado a los que pedían su dimisión papal, que la fuerza física se suple con la espiritual. En los últimos cinco meses, el anciano Wojtyla además de revelar el "gran secreto", ha beatificado a los dos pastorcillos que vieron a la Virgen en una cueva de Portugal, hermanado las religiones monoteístas, reconocido el Estado Palestino, expiado las atrocidades de la Iglesia y sometido la propia definición del cargo a la unidad de los cristianos.
El vicario de Cristo ha esperado 79 años y 91 viajes para realizar el viaje histórico, Tierra Santa patria de Cristo, pueblo de Dios. Juan Pablo II aterrizó en Jerusalén después de haber reconocido oficialmente al Estado Libre de Palestina, allí rezó ante el Muro de las Lamentaciones, invitó a cenar en la misma mesa a musulmanes y judíos para discutir las fuentes comunes del monoteísmo e iluminar el porvenir político de Oriente Próximo.
La unión de los cristianos se ha convertido en una obsesión prioritaria del pontificado. El sucesor de San Pedro estaría dispuesto a replantear la figura del Papa si los cambios implican un acercamiento entre católicos, protestantes y ortodoxos. El Papa, Juan Pablo II, ha inaugurado el jubileo romano cuando se temía por su salud, y ha manifestado su fortaleza de espíritu en estos últimos meses para conducir a la Iglesia en el tercer milenio.
Pero Karol Wojtyla no ha viajado a Rusia y China porque las autoridades religiosas y políticas se lo impiden y no ha conseguido un acercamiento pleno de la jerarquía ortodoxa. Asuntos pendientes que Su Santidad intentará por todos los medios resolver.
[18-5-2000]
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