Opinión | La Semana que vivimos - Del 15 al 21 de mayo de 2000 - Número 159 |
EL REDCUADRO Yo no me imagino que el Ejército de los Estados Unidos no pudiera desfilar en Atlanta porque recordara a los tataranietos de los confederados las tropas de la Unión. No me imagino que los Ejércitos de España no puedan desfilar por la Diagonal porque a algunos les recuerden la entrada de las tropas franquistas en Barcelona. Primero, porque de la entrada de Franco no se acuerda en Barcelona ni José Manuel Lara. Y después, porque la Diagonal también recuerda, pero nadie la evoca, la emocionada despedida de las Brigadas Internacionales. El remate del tomate es que sea un militar de carrera el ministro de Defensa que va a Barcelona a preguntar a Pujol cómo quiere que se bajen los pantalones las Fuerzas Armadas: si a los acordes de Los Voluntarios, que es de Infantería, con Heroína, que es marcha de Aviación, o con Ganando barlovento, que es de lo suyo, de la Armada. Porque don Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde es letrado del Cuerpo Jurídico de la Armada. El valor no sé si se le supone, pero de honor anda más bien chungo. Si esta bajada de pantalones caquis se ha hecho con un militar de carrera en Defensa, no quiero ni pensar lo que hubiera ocurrido si Trillo, en vez de jurídico de la Armada, llega a ser objetor de conciencia. Si con un militar la tropa tiene que irse a Montjuic para no molestar, con un objetor la habrían mandado a Port Aventura, para divertir a los chiquillos con las escopetas. [Ofrecido también en EL MUNDO: 19-5-2000] |