David de Ancos.- La final europea tuvo dos caras completamente diferentes. Por un lado, la futbolística, y por otro, la extradeportiva. Deportivamente, el partido no resultó de una gran belleza. Ambos conjuntos salieron al terreno de juego con miedo a la derrota y reservaron fuerzas durante todo el encuentro. Durante el transcurso de los 90 minutos no se crearon grandes ocasiones de gol, sobre todo en la primera mitad.

Ya en la segunda parte, sólo el Arsenal decidió ir directamente a por la victoria cuando se vio con la soga al cuello. Pero resultó demasiado tarde y la final se tuvo que resolver en la tanda de penaltis, donde el conjunto turco se mostró más acertado y logró llevarse a sus vitrinas la primera Copa de la UEFA de toda su historia, y de la historia del fútbol turco.
Pero sin duda alguna, esta final no será recordada por el partido, sino por los graves incidentes que se produjeron entre ambas aficiones antes y después del encuentro. Desgraciadamente, de nuevo tenemos que hablar de violencia alrededor de un partido de fútbol. Copenhague se convirtió en el escenario de una batalla campal entre los hinchas ingleses y los del conjunto turco. Volaron sillas, mesas, palos, cuchillos... Parecía un auténtico infierno. El resultado final de dos días de incidentes fue de siete heridos, y dos de ellos por arma blanca.
Afortunadamente, aquí no se han tenido que lamentar víctimas mortales como ocurriera en Turquía, en la eliminatoria que enfrentó al Leeds inglés frente, otra vez, al Galatasaray turco. En aquella ocasión murieron dos hinchas del equipo inglés. Estos incidentes provocan que el espectáculo, que una fiesta del fútbol, como es la final de una competición europea, quede en un segundo plano y pueda convertirse en un baño de sangre. Estos lamentables incidentes tienen que servir para que la gente que tiene que tomar cartas en el asunto las tome. Porque no es justo que una persona no pueda asistir a un campo de fútbol por temor a que uno de estos salvajes haga una de las suyas. Las autoridades y organismos competentes (UEFA, FIFA,Clubs..) deben acabar con los violentos. Todo por el bien del fútbol.
[17-5-2000]