Ramón Valles.- El Estadio de Saint Denis se va a quedar pequeño. Este hito en la historia de nuestro fútbol ha desatado una auténtica locura entre los aficionados de Madrid y Valencia, que abarrotarán las 73.000 gradas del Stade de France. El reparto ya está hecho. Los 17.036 seguidores del Real Madrid (ni uno más ni uno menos) se ubicarán en el fondo norte. Enfrente, 17.500 gargantas animarán al conjunto valencianista.
El resto de entradas se las reparten la Federación Española de Fútbol y la Francesa, la UEFA, la FIFA, las agencias internacionales de viajes, los patrocinadores oficiales de la Liga de Campeones y el Comité Organizador. Y aún sobrarán 10.000 localidades para el público general, excluidos los españoles.
El partido, como suele decirse en estos casos, no tiene favorito, y es cierto. En un enfrentamiento de semejante calibre, y a partido único, tan peligroso es un Milán como un equipo de la 2ªB finlandesa. Por un lado está el Valencia, con poca más experiencia en la Champions que la de este año. Sin embargo, se ha mostrado como el conjunto más en forma de la presente edición. Además, no se ha amilanado ante magnates europeos del balón como el Bayern, el Lazio o el Manchester. Su juego es ordenado, con una excelente disposición táctica, y matador en los metros finales. Lo más probable es que deje la iniciativa del juego a los madridistas, para salir a la contra.
En el otro bando está el Real Madrid. Sólo su nombre ya infunde autoridad. Este año, los madridistas juegan blando, de forma irregular, desaliñada y a empujones. En la Liga de Campeones es otro cantar. Ya lo dice Gento: "El Madrid, en Europa, sale al campo con once Di Stéfanos". Y ese es un aval más que válido. Ha derrotado con la suficiente contundencia a los dos finalistas del año pasado. La metamorfosis europea de los de Del Bosque, unida a su experiencia en estas lides son sus mejores bazas.
Una vez que eche a rodar el balón de la gloria, el Madrid puede asumir su papel dominador, con lo que ambos estarán cómodos, o puede optar por romperle los esquemas a Cúper y regalarle la posesión al Valencia. El Madrid, al contragolpe, con Anelka en el estado de gracia que le contempla, es tanto o más letal que el equipo che. Una ola de interrogantes rodean la mayor cita de la historia de nuestro fútbol. La respuesta, el 24 de Mayo en Saint Denis. Que gane el mejor. Será español.
[14-5-200]