Sociedad  La Semana que vivimos - Del 17 al 23 de abril de 2000 - Número 155  

La discoteca Luanda pudo ser atacada
por competencia entre locales

Gloria Villoria Prieto.- Esther Ramos López, una joven madrileña, viajó a Lisboa junto a tres amigos, aprovechando el periodo vacacional. En la noche del domingo 16, acudieron todos juntos a Luanda, la discoteca más emblemática de la movida nocturna africana de la ciudad lusa, ubicada en el barrio de Alcántara. Aproximadamente a las cuatro de la madrugada, al mismo tiempo que se cortó la luz, se lanzaron al interior del local dos recipientes con un gas. En aquel momento, unas mil personas ocupaban el recinto.

El pánico que se generó entre los clientes de la discoteca hizo que el efecto embudo desencadenara el caos. De este modo, siete personas perdieron la vida como consecuencia de las contusiones y heridas sufridas en su intento desesperado por abandonar el local. Entre las víctimas mortales, de edades comprendidas entre los 20 y los 35 años, se encontraba Esther, cuyos restos mortales se incineraron en el cementerio de San Joao para después ser trasladados a Madrid. Junto a la joven española, otras seis personas de raza negra (dos mujeres y cuatro hombres) perdieron la vida.
Según los datos facilitados por la Policía Judicial portuguesa, gracias a las grabaciones registradas por las cámaras de seguridad de la discoteca Luanda, dos son, en principio, los sospechosos del acto criminal que llevó a la muerte a las siete personas. Además, desde el Ayuntamiento se ha explicado que la catástrofe podría haber sido menor si el local cumpliera todas las normas que se le exigían. Paradójicamente, la sala pasó, en el mes de enero, una inspección del Ayuntamiento lisboeta. En el momento en el que se lanzó el gas al interior de la discoteca, mil personas se encontraban en ella cuando su aforo es de tan sólo 360. Esto hizo que el local no pudiera desalojarse con facilidad. Además, la cadena de hierro -no autorizada por la inspección de enero- que estaba dispuesta para organizar una fila ordenada de acceso al local hizo tropezar a quienes abandonaban el local a toda prisa.
[18-4-2000]


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Última actualización: Domingo, 23 de abril de 2000