Internacional  La Semana que vivimos - Del 17 al 23 de abril de 2000 - Número 155  

El nacionalismo radical bretón inicia una campaña de terrorismo sangriento

Amalia Casado.- Eran las diez de la mañana cuando Laurence Turbec, que trabajaba en un McDonald´s de la localidad de Dinan, en Bretaña, fue víctima mortal de un atentado terrorista provocado por el Ejército Revolucionario Bretón (ARB). El Ministerio de Interior francés confirmó que la pólvora provenía de la dinamita robada en septiembre del pasado año por el ARB y ETA en Plévin.

En Rennes, situado también en Bretaña, otro artefacto fue desactivado antes de estallar. En ambos casos, la dinamita empleada, procedente de la robada por ETA y el ARB en septiembre del pasado año, deja al descubierto la relación entre estos dos grupos terroristas. Cuatro miembros del ARB fueron entrevistados por la revista abertzale Gara el pasado mes de julio. Ya entonces advirtieron de que la nueva campaña de atentados que se disponían a iniciar "iba más allá de lo simbólico". La policía francesa muestra su preocupación por la radicalización del ARB, que fue fundado en 1971 y no había recurrido al terrorismo sangriento hasta la semana pasada.
Se cree que este desplazamiento hacia posturas extremistas está inducido por la colaboración del ARB con ETA, que, según fuentes antiterroristas, proporciona adiestramiento a los radicales bretones. El atentado del pasado miércoles parece tener consecuencias beneficiosas para ETA, puesto que los efectivos policiales franceses, volcados hasta ahora en la lucha contra los terroristas vascos, tendrán que dedicarse a la persecución de los criminales del ARB, aunque desde el Ministerio del Interior francés se asegura que no repercutirá en la colaboración antiterrorista con España.
El hecho de que el explosivo que acabó con la vida de la joven bretona de 27 años fuera colocado en un McDonald´s salpicó a la Confederación Campesina, organización que encabeza en Francia la oposición activista civil contra la mundialización liberal y la comida basura. José Bové, que dirige este movimiento, se desmarcó del crimen y condenó el "acto terrorista", que calificó de "actuación criminal" radicalmente distinta del "combate sindical y no violento" que fomenta su organización.
[21-4-2000]


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Última actualización: Domingo, 23 de abril de 2000