Espectáculos  La Semana que vivimos - Del 17 al 23 de abril de 2000 - Número 155  

Sevilla cumplió la penitencia en el domingo de Resurrección

Almudena Hernández Pérez.- Avanza el paseíllo de la temporada y se persignan los toreros en la Feria de Abril de Sevilla. Abrió boca el coso maestrante el domingo de Resurrección, con el regusto de lo que se avecinaba después de una Cuaresma en la que se habló mucho de ausencias como la de Victorino o de pecados sin penitencia al dejar plantada a la guapa Maestranza por la dignidad torera o esas cosas de la televisión. A José Tomás un día de estos se le planta la gente de procesión por las calles de Galapagar, pidiendo porqués a tantas citas frustradas. Y es de adivinar quién será el crucificado.

Revivió la memoria de los curristas, esa que cuenta ya en 42 los abriles que Francisco Romero ha cumplido en la Real Maestranza. Y como siempre, la expectación y el romero del ambiente se engatusaron por el cartel en el que también se anunciaban Enrique Ponce y Morante de la Puebla. A José Antonio Morante Sevilla le está encumbrando a los altares que, no sin méritos, apuesta por ese toreo joven del de Puebla. Mas los toros de José Luis Pereda continuaron de procesión -hacia los corrales fue el sexto- e hicieron cargar la cruz a los tres espadas.
Destellos de capa dejó ver el torero de Camas, alguna media, muletazos perdidos y brevedad en el segundo con el que el Faraón no vio ni faena ni resurrección. El de Chiva se expuso en su primero, al que mató de una atravesada tras la que tuvo que descabellar y por lo que escuchó silencio. Continuaba la procesión y el segundo de Ponce, cual costalero cansado, se paró. Morante, comenzó la saeta en un quite por chicuelinas en un toro de Ponce y, después, tragó las complicadas maneras de sus dos oponentes. Morante mató mal a un colorao complicado que hizo sobrero, con el que hubo toreo de cante y valor, propios de un buen sucesor de Curro en Sevilla, cosa que ya se escucha.
Y es que este abril se cubre de esperanzas miles: una terna joven rompe el paseíllo el lunes (Uceda, De Mora y Juan Bautista) y el rejoneo hermoso de el caballero don Pablo recuerda el martes lo que fue de aquella histórica tarde del rabo en Sevilla. Como avemarías en el Rosario, se repiten muchos nombres bordados con oro en el estandarte maestrante: Romero, Ponce, Rivera, El Juli y Morante, que la casa Canorea (gestora de la plaza hispalense) ha colocado en cinco paseíllos en Sevilla para esta temporada, el último de los cuales será en la Feria de San Miguel en el mes de septiembre. Para entonces, podrán haber revoloteado los ángeles en las muñecas de Morante.
[23-4-2000]


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Última actualización: Domingo, 23 de abril de 2000