Mª. Almudena Hernández Pérez.- Los sevillanos saben cuándo ir a los toros. Echan las cartas y el misterio maestrante acontece. Si los demás aficionados fuésemos adivinos no nos tragaríamos tanto aburrimiento y tanta seudocorrida. Todo es a medias. Media entrada en la Feria de Abril del lunes al jueves. Se anuncia Victorino en el cartel y se llena; y con Curro, la de siempre, pero en mejor. Hubo un toro bueno de Cebada Gago el lunes, que Javier Vázquez, pese a su inicial decisión, no supo entender. Con la también bien presentada corrida de La Martelilla, Liria echó algo más que disposición para, por lo menos, justificar el precio de la entrada a los espectadores. Que no todos los aficionados somos multimillonarios. El miércoles llegó el mal de ojo con el chapucero encierro de Manolo González. El remendado, devuelto y desastroso caos ganadero sólo lo pudo encubrir Dávila Miura con su mano baja. Pero el torero perdió el trofeo con la espada.
Los sevillanos auguraron el porvenir de la tarde del jueves y se quedaron en casita. Los torrestrella no tuvieron ni puntas, ni bravura. Ni allí estuvieron Finito y Jesulín, porque no se les vio, ni siquiera en la bola de cristal que tienen los lugareños para ver los toros sin pay per view. Sin embargo, volvió Pepín Liria a cotizar en bolsa, devolviendo el importe al público con honradez y saber estar. El murciano jugaba a tres cartas, y la bruja que se las estaba echando le dejó reservada una última actuación con toros remendados (dos de Núñez del Cuvillo y cuatro de Pereda) y difíciles. Mas no estuvo solo. La entrega había ido con él, la técnica con Jesulín, y a Muñoz le acompañaba la brujería.
Antes había llegado el viernes y olió a ajo por todos los rincones de la capital del Guadalquivir. Hubo lleno, picante, y toros, que ya es nada, en la victorinada. Cuando el toro coincide en esencia y en existencia, abra cadabra pata de cabra, aparece Victorino. Los cornúpetas pueden ser malos, buenos, sosos, marchosos, en todo hay en la viña del Señor, pero siempre con peligro -que no con terror- y casta. Y claro, cogen, como le ocurrió a Caballero, pero también desconciertan a Ponce y dejan entrever la estética de Juan Mora, que erró con la espada.
Algo raro, muy raro debe ser lo que pasa en Sevilla con Curro Romero, y lo que le pasa a Curro Romero con Sevilla. Torea un poquito y la novia, como le quiere un montón, porque se ha hecho querer, le da las dos orejas, para que Curro esté contento. Espartaco, compuesto y sin novia también se lleva dos apéndices, y Rivera uno. La gente dice que Curro y Sevilla están saliendo pero el maestro no se decide. Lástima que los Domecq fueran breves en hechuras, gas y presentación porque si no, a lo mejor Curro hubiera salido por la puerta del Príncipe, con un poco más de toreo y un poco más de cariño. Mal de amores o cosa de brujas.
Mª. Almudena Hernández Pérez.- Antonio Chenel, Antoñete, regresará a los ruedos el próximo 27 de junio. Será en la plaza de toros de Segovia, con ganado de Carmen Borrero y en la compañía de Enrique Ponce y de Julián López, El Juli. La idea surgió el pasado 21 de febrero, cuando Antoñete toreó en un festival benéfico en Armenia (Colombia). En aquella ocasión, el maestro del mechón cortó las dos orejas a su oponente. A partir de ahí, Manuel Lozano le propuso volver a torear, a lo que el torero se negó en un primer momento.
Además de este festejo, el empresario ha pensado en otro cartel donde podría estar Antoñete. Este segundo paseíllo sería también en Segovia, en compañía de los triunfadores de las ferias de Abril y San Isidro, y de otro veterano: Curro Romero. Tanto Curro como Antoñete triunfaron el año pasado en una corrida goyesca que se celebró en Antequera. Aquél paseíllo, con motivo del 150 aniversario de la plaza malagueña, también se saldó con la puerta grande. Anteriormente Chenel había celebrado su 66 cumpleaños (24 de junio) de modo muy particular: con una salida a hombros de Las Ventas.
Al maestro del mechón no debe de asustarle este regreso compartiendo cartel con dos jóvenes figuras, ni que las asociaciones protectoras de animales denuncien a los toreros (como es el caso de Rivera Ordóñez) o impidan la celebración de festejos taurinos en lugares de tradición taurina como Alcoy. A Rivera se le ha acusado de maltrato al "sacudir al toro con la espada de madera en el hocico". Por otra parte, en la localidad levantina, la excusa de la suspensión ha sido que la plaza carecía de las medidas reglamentarias, cuando en el mismo coso, con el mismo diámetro, y en poblaciones de la zona, se han celebrado otros festejos. Curiosa situación, cuando un maestro regresa a los ruedos: será para que le denuncien por dar mal ejemplo.
CINE.- ¿No sabe qué película ir a ver? Aquí dispone de una larga lista de películas con un comentario sobre ellas para que le sea más fácil elegir el largometraje que quiere ver. Para no encontrarse con una película de acción cuando uno quiere algo más tierno, o para no dormirse en la butaca cuando apetece sentir el riesgo en la pantalla.
