En una ocasión, Xabier Arzalluz, personaje histórico del nacionalismo vasco, recurrió a una metáfora para definir la realidad que se vivía entonces en Euskadi. Dijo: “aquí unos agitan el árbol y otros recogen las nueces”. Con los agitadores se refería a los que durante 40 años han sembrado de sangre y odio varias generaciones en esa tierra hermosa. Los recolectores eran él mismo y el PNV que durante tres décadas gobernó con una ambigüedad perversa y medida frente al terror. El ex seminarista, dejó otras perlas para la trágica historia reciente del País Vasco. Aquella de calificar a los jóvenes de la kale borroka como “los chicos de la gasolina”. Esa otra en la que apelaba al rh negativo como grupo sanguíneo oficial de los vascos, una seña de superioridad. Pero, seguramente, aquella de las nueces fue la más dañina por certera. Durante años hubo muchos que recogieron nueces. También los hubo que miraron para otro lado. Pero además hubo quien salió a la calle. Hubo manos blancas. Hubo muertos, siempre del mismo bando. Hubo quien no se calló. Quien no se rindió jamás. Arzalluz ya ha quedado para reina madre de una época excluyente que nunca volverá. Al igual que su metáfora.
Este blog es una invitación a participar de una fase ilusionante y llena de esperanzas. Una inevitable cuenta atrás para el terror de ETA en el País Vasco. El Cascanueces llega días después del arresto en el País Vasco y Navarra de 34 jóvenes llamada algún día a seguir agitando el árbol.“Chicos de la gasolina”. Otro mazazo a esa colecta podrida. Pero ha habido más en poco tiempo. Ahora, desde el Gobierno vasco, en lugar de recoger odio siembran normalidad y tolerancia. Ahora el camino entre ETA y la cárcel cada vez es más corto. Ahora a los terroristas, cada vez más jóvenes e inexpertos, les cuesta más imponer la mentira única en sus filas. En unas bases cansadas y desmoralizadas. Un colectivo de presos divido. Una comunidad internacional que acosa. Francia hace tiempo que dejó de ser lugar seguro para ellos. La justicia ya no permite ningún resquicio para el entorno de la banda. Los atentados cada cinco días hace tiempo que acabaron. Ya no les quede ni el recurso de una iglesia vasca siempre más cercana a los verdugos que a las víctimas.
Habrá malas noticias, días malos. Seguro. Habrá más silencios amargos. Aun quedan nueces en el camino. Pero que nadie dude de que ese día llegará. Quizá no en forma de fecha histórica. Puede que no haya ninguna foto que lo inmortalice para las generaciones futuras. Pero llegará el día en el que quienes agachen la cabeza sean otros. Ese día será el de la paz para unos y el de la derrota y la vergüenza para otros. Para quien crea y quiera, queda esta invitación a agarrar el mazo y sumarse a este blog.
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