LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE LA ANTIGÜEDAD

Héroes de la paz en un mundo de guerras

Según las reseñas históricas, los primeros Juegos Olímpicos de la Antigüedad se remontan al año 776 antes de Cristo. Estaban dedicados a los dioses del Olimpo y se organizaban en las antiguas llanuras de Olimpia. Continuaron durante casi 12 siglos, hasta que el emperador Teodosio decretó, en 393, la prohibición de todos los “cultos paganos”.

01-07-2004
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Vista del antiguo estadio de Olimpia
El mito más antiguo que se refiere al comienzo de los Juegos Olímpicos es el de Idaios Daktylos Heracles. Según otros mitos Zeus, el padre de la Humanidad, luchó y derrotó a Cronos en una pugna por el trono de los dioses. Finalmente, el semidiós –menciona Heracles– organizó los juegos en Olimpia en honor de Zeus, porque le había ayudado a conquistar Elis cuando guerreó contra Augeas. Durante los Juegos, todas las guerras en Grecia se detenían. Era la llamada tregua olímpica: la idea de una tregua simboliza el espíritu de los antiguos Juegos. Las ciudades griegas enfrentadas convocaron una asamblea en la antigua Olimpia, donde se dieron cuenta de que tenían más en común con sus adversarios de lo que pensaban.

OLIMPIA

Olimpia, la sede de los Juegos Olímpicos, se sitúa en el oeste del Peloponeso, que de acuerdo con la mitología griega, es la isla de Pelops, el fundador de los Juegos. Templos imponentes, construcciones votivas, elaboradas capillas y las antiguas instalaciones deportivas se unían en un lugar de una belleza única, natural y mística. Olimpia funcionaba como un lugar de encuentro y otras costumbres religiosas y políticas desde el décimo siglo antes de Cristo. Su parte central estaba dominada por el majestuoso templo de Zeus, paralelo al cual se situaba el templo de Hera. El antiguo estadio de Olimpia podía albergar a más de 40.000 espectadores, mientras que en su entorno había edificios auxiliares que se fueron ampliando gradualmente hasta el siglo IV a.C. y eran usados como lugares de entrenamiento por los atletas o como alojamiento de los jueces de los Juegos.


Un lanzador de disco y su entrenador
Los Juegos Olímpicos estaban estrechamente ligados a los festivales religiosos de culto a Zeus, pero no formaban parte del ritual. En cambio, tenían un carácter seglar y se dirigían a mostrar las cualidades físicas y la evolución de las actuaciones que conseguían los jóvenes, así como a promover las buenas relaciones entre las ciudades griegas. Según los especialistas, los Juegos debían su pureza y su importancia a la religión. Los 14 artículos de las reglas olímpicas incluían uno dedicado a la corrupción: cualquier soborno a un juez o a un oponente se castigaría con azotes. Algunas mujeres, que tenían prohibido asistir a los Juegos, no aceptaron esta segregación y se vestían como hombres, con el riesgo de ser arrojadas desde la montaña de Typaion, según estipulaban las reglas. Con todo, en ocasiones las relaciones entre el atleta y su mentor eran un tanto ambiguas, incluso amorosas, dado que la ley no imponía límites demasiado precisos.

El vencedor olímpico recibía sus primeros premios inmediatamente después de la competición. Tras el anuncio del nombre del ganador por el heraldo, un Hellanodikis (juez griego) le ponía una palma en sus manos, mientras los espectadores lo aclamaban y le lanzaban flores. Se ataban cintas rojas a su cabeza y sus manos en señal de victoria. La entrega oficial de premios tenía lugar el último día de los Juegos, en el vestíbulo del templo de Zeus. Con voz fuerte, el heraldo anunciaba el nombre del ganador olímpico, el nombre y su lugar de procedencia. Entonces, el Hellanodikis colocaba en su cabeza la corona de olivo, o kotinos.


Una carrera de cuádrigas
LA COMPETICIÓN

Los antiguos Juegos Olímpicos fueron un acontecimiento de un día hasta el 684 a.C., en que se extendieron a tres días. En el siglo V a.C., los Juegos se ampliaron otra vez hasta alcanzar una duración de cinco días. Los antiguos Juegos incluían atletismo, salto de longitud, lanzamiento de peso, jabalina, boxeo, pankration y pruebas ecuestres. El pentatlón, que se convirtió en deporte olímpico en 708 a.C., incluía:

Atletismo. La competición incluía la carrera del estadio, que era la prueba más importante de velocidad. El recorrido cubría la pista del estadio de Olimpia de un extremo al otro –más o menos una carrera a pie de 200 metros–. En el diaulos la distancia era de dos estadios –una carrera de 400 metros–, mientras que en el dolichos podía variar entre siete y 24 estadios.

Salto. Los atletas utilizaban pesos de piedra o plomo, llamados halteres, para aumentar la distancia de los saltos. Sujetaban los pesos hasta el final de su vuelo, y entonces los tiraban hacia atrás.

Lanzamiento de disco. El disco estaba hecho, originalmente, de piedra y posteriormente de hierro, plomo o bronce. La técnica era muy similar al actual lanzamiento de disco.


Escena de dos luchadores, observados por el entrenador y otro oponente
Lucha. Tenía un elevado aprecio, por cuanto se veía como una forma de ejercicio militar sin armas. La lucha terminaba sólo cuando uno de los contendientes admitía la derrota.

Boxeo. Los boxeadores envolvían sus manos con tiras (himantes) para fortalecer sus puños y proteger sus dedos. Inicialmente estas tiras eran suaves, pero con el tiempo los boxeadores fueron empezando a usar correas de piel más duras, que a menudo desfiguraban el rostro de sus oponentes.

El Pankration se trataba de una primitiva arte marcial que combinaba lucha y boxeo, y se consideraba uno de los deportes más duros. Los griegos creían que su creador fue Teseo cuando derrotó al fiero Minotauro en el laberinto. Las pruebas ecuestres incluían carreras de caballos y de cuádrigas y se disputaban en el Hipódromo, un espacio llano y abierto.

La famosa carrera de maratón, sin embargo, no existía en los antiguos Juegos. Ya en la modernidad, la prueba conmemora la batalla de los griegos contra los persas en el 490 a.C., que a pesar de su superioridad de efectivos, no pudieron avanzar. En vista de la importancia de la victoria, el general Milcíades envió un mensajero a Atenas para llevar la noticia. Filípides fue el encargado y corrió desde la llanura de Maratón a Atenas, de 42 kilómetros, a tal velocidad y con tanta emoción, que después de decir: “Alegraos, hemos vencido”, cayó muerto. El pistoletazo de salida de la primera maratón olímpica se dio el 14 de abril de 1896.


El gymnasium, lugar de entrenamiento
LOS ATLETAS

Todos los ciudadanos griegos, hombres y libres, tenían derecho a participar en los antiguos Juegos Olímpicos, sin importar su rango social. Orsippos, un general de Megara; Polymnistor, un pastor; Diagoras, miembro de la familia real de Rodas; Alejandro I, hijo de Amyndas y rey de Macedonia, y Demócrito, un filósofo, todos ellos participaron en los Juegos. Las mujeres casadas no podían participar ni ver los Juegos. Sin embargo, las mujeres solteras podían seguir la competición, y a la sacerdotisa de Deméter, diosa de la fertilidad, se le daba una posición privilegiada junto al altar del Estadio. Aunque los antiguos Juegos Olímpicos no permitían la participación de las mujeres, los Juegos Hereanos, organizados cada cuatro años en honor de Hera, esposa de Zeus, permitían competir a las atletas femeninas.

Durante los 12 siglos de Juegos Olímpicos, muchos magníficos atletas compitieron en el estadio y el hipódromo del área sacra de la antigua Olimpia, y deleitaban a las multitudes con sus grandiosas hazañas. De los mejores atletas que dejaron su huella en el valle sagrado de Olimpia, algunos rompieron los límites y se convirtieron en leyendas al ganar en sucesivos Juegos y permanecer a la vanguardia de su deporte durante más de una década. Es de ley reconocer algunos de sus extraordinarios logros, que aun con los estándares actuales, serían la envidia de atletas como Paavo Nurmi, Emil Zatopek o Carl Lewis.

Astylos de Crotón, en el sur de Italia, consiguió un total de seis coronas de olivo en tres Olimpiadas (entre 488 y 480 a.C.) en el estadio y el diaulos. En los primeros Juegos corrió para Crotón y sus compatriotas le rindieron honores. En las dos siguientes Olimpiadas, sin embargo, tomó parte como ciudadano de Siracusa. El pueblo de Crotón lo castigó demoliendo su estatua y convirtiendo su casa en una prisión.

Milón, un discípulo del filósofo Pitágoras, fue uno de los atletas más famosos en la Antigüedad. Llegó a la ciudad griega desde Kroton y fue seis veces campeón olímpico de lucha. Su primera victoria, en el año 540 a.C., fue en la competición de jóvenes, y las cinco siguientes en la competición de hombres. Éste es un logro único incluso en la actualidad. Además, ganó siete veces los Juegos de Pitia, nueve veces los Juegos de Nemea, diez veces los Juegos Ístmicos –que también formaban parte de los Juegos Panhelénicos– e innumerables competiciones menores. En la 67 Olimpiada (en 512 a.C.), en su séptimo intento por el triunfo, perdió contra un atleta más joven, Timasitheus.


En la palaestra de Olimpia se disputaban los combates
Leónidas de Rodas fue uno de los corredores más famosos de la Antigüedad. Consiguió una hazaña única, incluso para los patrones actuales. Durante cuatro Juegos consecutivos (de 164 a 152 a.C.) venció tres pruebas –la carrera del estadio, el diaulos y la carrera de hoplitas (soldados)–. Ganó un total de 12 coronas olímpicas. Fue aclamado como héroe por sus compatriotas.

Melankomas de Karia se coronó campeón olímpico de boxeo en 49 a.C. y ganó muchos otros torneos. Entró en la historia por cómo lo consiguió. Sus movimientos eran ligeros, sencillos y fascinantes. Derrotaría a sus oponentes sin recibir ningún golpe. Se hizo famoso por pelear durante dos días sin que nadie le pudiese tumbar. Consiguió su excelente forma gracias al ejercicio continuo e intenso.

Kyniska, hija del rey Archidamos de Esparta, fue la primera mujer inscrita como vencedora olímpica en la Antigüedad. Su carro ganó la carrera de cuadrigas en la 96ª y 97ª Olimpiadas (en 396 y 392 a.C., respectivamente). En los Juegos Olímpicos se prohibía a las mujeres estar presentes y Kyniska rompió esta tradición porque, en las pruebas ecuestres, el kotinos lo ganaba el propietario del caballo, no el jinete.

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    Nacho Martínez

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