22 DE MAYO: LA FECHA DEL COMIENZO DE UNA OBLIGACIÓN

Noticia de una princesa

Está cerca el enlace del Príncipe y doña Letizia. El mágico momento del “sí quiero” convierte a la prometida de don Felipe en Princesa de Asturias. Ostentar este cargo supone una gran responsabilidad por lo que doña Letizia deberá aprender un oficio para el que no existe ningún manual.

01-05-2004
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Legalmente, el papel de la futura Princesa está sin definir, ya que no aparece mencionada en la Constitución. Sin embargo, será la experiencia la que irá decidiendo cuál debe ser su quehacer. Sin duda, doña Letizia es una mujer de su tiempo que puede aportar nuevos aires a la monarquía. Aún así, y aunque sus funciones no estén expresamente delimitadas, son muchos los conocimientos que la futura reina de España deberá adquirir para ser una verdadera componente de la Familia Real.

Conocer la historia de la dinastía de los Borbones o el árbol genealógico de su pareja son dos primeras cuestiones importantes. Tampoco puede pasar desapercibido el conocimiento sobre los integrantes de las casas reales extranjeras. Incluso para disfrutar del tiempo libre tiene doña Letizia que aprender. Ya ha esquiado y ha ido a cazar y este verano aprenderá a navegar.

El protocolo tampoco puede ser olvidado si se quiere desenvolver como una auténtica Princesa. Cuestiones como la tradicional reverencia ante los Reyes o no abandonar un acto antes que ellos son algunas de las cuestiones destacables. Pero no todo son obligaciones. Doña Letizia disfrutará de los mismos honores que el Príncipe. Por ejemplo, en un acto oficial aunque su marido no la acompañe, tendrá que sonar el Himno Nacional. Además podrá hacer uso del escudo del Príncipe de Asturias.


RESPONSABILIDADES

"Quiero dedicarme a esta nueva vida con las responsibilidades y obligaciones que conlleva y con el apoyo y el cariño de los Reyes y, por supuesto, el ejemplo impagable de la Reina". Con estas palabras, rodeada de periodistas y siendo el centro de atención de todas las miradas desde entonces, Letizia Ortiz Rocasolano comenzaba una nueva vida al lado del futuro heredero de la Corona española.

Desde que la Casa Real anunciara el compromiso de la pareja, los actos oficiales no han cesado. Precaución, compromiso y servicio a los españoles son, desde la presentación oficial de la que será futura Reina de España, los pilares fundamentales para llevar a cabo las nuevas obligaciones que habrá de desarrollar al frente de su nueva vida.

A sus 36 años, el actual Príncipe de Asturias y futuro soberano de la corona española, ha recibido una educación basada en la capacitación militar y en la preparación científica Y humanística. Su primer acto oficial lo presidió en 1981 pronunciando su primer discurso en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, uno de los galardones más prestigiosos, que ha cumplido este año su 23 edición. Hoy en día es el representante de España en la toma de posesión de los jefes latinoamericanos y ha viajado a numerosos países de todo el mundo. Ahora ha llegado uno de los momentos más trascendentales de su vida.


LA MONARQUÍA, EJEMPLO

El papel de la monarquía española es un modelo en muchos países. Para Juan Carlos I los inicios no fueron nada fáciles. Asumió un cargo de suma responsabilidad en un momento marcado por la incertidumbre. En cierta forma, la muerte de la dictadura en 1975 fue la prueba de fuego para el joven Príncipe y la exiliada institución monárquica, de la que mucha gente había renegado. Con paso cauto pero firme, Juan Carlos y Sofía pasaron el examen de la transición con nota y se ganaron el favor de los españoles.

Sin embargo, el camino no estuvo exento de obstáculos. También tuvo sus sobresaltos, como aquél archifamoso golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 que amenazaba el recién nacido régimen democrático.

Juan Carlos defendió entonces la permanencia del régimen parlamentario y su actitud fue el espaldarazo que le valió la credibilidad entre muchos españoles. Desde entonces hasta ahora, la monarquía española ha cumplido a la perfección la tarea representativa simbólica que debe cumplir el Rey en una sociedad democrática, tal como lo recoge la Constitución en su Titulo II, referido a la Corona. Pero además, ha conseguido consolidar la posición de una institución que no siempre ha sido bien vista por todos. El talante humano y la proximidad de los monarcas a los problemas de la sociedad han calado hondo entre la gente.

A esto hay que añadir la neutralidad política y el buen talante que siempre ha caracterizado a esta familia que, sin duda, ha sabido adaptar el peso de la tradición a los tiempos modernos. Como de casta le viene al galgo, es de esperar que su hijo Felipe tome satisfactoriamente el relevo.


EL ESPEJO DE LOS REYES

El 14 de mayo de 1962 era el principio de una nueva etapa en la Historia de España. Don Juan Carlos de Borbón contraía matrimonio con la princesa Sofía de Grecia. Comenzaba a forjarse un futuro imprevisto para los españoles, todavía inmersos en una dictadura.

Pero habría que esperar hasta noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, para que pudieran desempeñar el papel que les correspondía: el de Reyes de España. Sin embargo, la imagen de Juan Carlos I era todavía débil. Era la imagen de un joven de 37 años que había saltado a su padre en la línea de sucesión por deseo del caudillo. El nuevo monarca era contemplado como un juguete del dictador. Nadie sospechaba aún la importancia que tendría en la creación del Estado español tal y como es ahora.

Hoy, el mundo entero parece coincidir en que Juan Carlos de Borbón es uno de los monarcas más apreciados de Europa: un hombre afable, cercano, bromista y amante de los deportes náuticos. Una pasión por el mar que comparte con su esposa, Doña Sofía. La Reina de España es una gran desconocida para la población del país, porque mantiene las distancias. Sin embargo, es fácil captar que se trata de una mujer culta, pero sobre todo sencilla y muy sensible. Fue recibida en España como una hereje, por su religión ortodoxa, pero supo abrirse un hueco en el corazón de cada paisano. La Reina dedica gran parte de su tiempo a actividades sociales y benéficas y a cumplir con sus deberes de esposa, madre, abuela y reina.


OTRAS BODAS

La boda del Príncipe de Asturias no ha sido la única que ha causado expectación en España. La de sus padres también fue muy nombrada, pero se celebró lejos de nuestras fronteras. Los Reyes de España, Juan Carlos y doña Sofía, se casaron en Atenas, Grecia, el 14 de mayo de 1962. Aunque la prensa española no pudo hacerse eco de la noticia, en el resto del mundo fue un verdadero acontecimiento.

Las banderas helenas y las españolas se unieron para decorar Atenas, y así, muy cerca de las once de la mañana doña Sofía llega a la catedral de San Dionisio del brazo de su padre y padrino, el Rey Pablo I. Unos diez minutos antes llegaba a la catedral Juan Carlos I, acompañado de su madre y madrina, la Condesa de Barcelona.

Después de la ceremonia religiosa, los ya recién casados acudieron a la catedral ortodoxa de Atenas, para celebrar su boda también por el otro rito. Tras el convite, los novios se marcharon a su largo viaje de novios, que recorrieron gran parte del mundo con otros nombres para ocultar su identidad.


Antes que don Felipe y Letizia, los españoles han podido ver casarse a sus dos Infantas. Primero lo hizo la doña Elena con don Jaime de Marichalar el 18 de marzo de 1995, en la catedral de Sevilla. La novia estuvo radiante y brilló con luz propia en uno de los días más felices de su vida, con un traje de Petro Valverde. Aunque todo salió a la perfección, doña Elena olvidó pedir a su padre el consentimiento en el altar para contraer matrimonio, pero al Rey don Juan Carlos, no le importó, estaba tan emocionado que difícilmente pudo contener las lágrimas. A las dos de la tarde, los recién casados Duques de Lugo se encaminaron a la iglesia de El Salvador para dejar el ramo de novia. Cuando los allí presentes les recibieron que una Salve Rociera, la Infanta no pudo contenerse y lágrimas de emoción corrieron por sus mejillas.

La Infanta doña Cristina e Iñaki Urdangarín decidieron casarse en la catedral de Barcelona el 4 de octubre de 1997. Una novia preciosa, vestida de Lorenzo Caprile, llegaba a la catedral en un Rolls Royce del brazo de su padre y padrino, el Rey don Juan Carlos. Dentro del templo esperaba ya el novio, Iñaki Urdangarín. Su madre y madrina, Claire Liebaert, le daba los últimos consejos a un novio impaciente y muy nervioso.

El Rey y la novia descendieron del coche, saludaron a su pueblo, y avanzaron por la puerta grande de la catedral. Juan Carlos, más padre ese día que Rey, acompañó emocionado a su hija por el pasillo de la catedral hasta el presbítero. Antes de que la novia pronunciase el “sí, quiero” hace la reverencia a su padre para poder contraer matrimonio, el Rey hace el gesto de aprobación y una lágrima corre por su cara. A partir de ese momento los Duques de Palma ya son marido y mujer. El final del festejo nupcial terminó con un formidable banquete en el Palacio de Pedralbes.


Y EL PRÍNCIPE

Fue la tarde del sábado 1 de noviembre del pasado año cuando se desveló la gran noticia. El Príncipe Felipe daba a conocer el nombre de la futura reina de España. Por medio de un comunicado oficial, la casa de S. M. el Rey informaba del "compromiso matrimonial de su hijo, Su Alteza Real el Príncipe de Asturias don Felipe, con Doña Letizia Ortiz Rocasolano". Una persona "concienzuda, coherente, consciente, madura y seria", afirmó el portavoz oficial de la Casa del Rey.

Letizia Ortiz es una mujer "trabajadora, que se ha labrado su carrera periodística con tesón y esfuerzo". Para concluir afirmó que "sin duda su perfil es el adecuado" y se adapta a las características que deseaba Don Felipe para la madre de sus hijos y futura Reina de España.

Cinco días después de darse la noticia se produjo la pedida de mano. En La Zarzuela, en la intimidad familiar, el Príncipe de Asturias solicitó la mano de Doña Letizia Ortiz procediendo al intercambio de regalos. Don Felipe le regaló una sortija de oro blanco y brillantes y un collar de perlas y zafiros. La futura Reina de España, por su parte, le correspondió con unos gemelos de oro blanco y zafiros, y “una joya literaria, de Mariano José de Larra, un libro bonito que estaba buscando desde hace tiempo”.

Tras la ceremonia a puerta cerrada los prometidos, envueltos en nervios y cogidos de la mano, comparecieron ante más de 300 periodistas contestando las preguntas que duraron más de 20 minutos. Dio tiempo a responder muchas cuestiones, como los hijos que querrían tener. "Quizás más de dos y menos de cinco", afirmó Don Felipe. Alguna de sus actuaciones suscitaron mucho debate en los siguientes días, como fue la petición de Doña Leticia a Don Felipe de mantenerse en silencio y no interrumpirla. Como colofón se dio a conocer la fecha aproximada para el enlace y el lugar en el que se celebraría: Madrid, mayo de 2004.

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    Nacho Martínez

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