Nacional | La Semana que vivimos - Del 22 al 28 de noviembre de 1999 - Número 134 |
Juan Emilio Maíllo.- El 18 de septiembre de 1998 entró en vigor la tregua unilateral declarada dos días antes por la banda terrorista. Poco más de catorce meses, concretamente 437 días, ha vivido España con la tensa tranquilidad de que no habría muertes, pero la violencia nunca ha desaparecido del País Vasco.
Una día después del anuncio de los terroristas, el presidente del Gobierno, José María Aznar, pronunció la Declaración de Lima, en la que ofrecía el esfuerzo de todos los españoles para lograr la paz definitiva. Tras ella tuvo lugar una ronda de conversaciones con los líderes de las principales formaciones políticas y democráticas del país. Las premisas de Aznar eran claras: lealtad a la Constitución y al Estatuto de Autonomía Vasco; y la convicción de que la paz no tenía un precio político. El 3 de noviembre de 1998 el presidente del Gobierno autorizó públicamente el establecimiento de contactos con ETA. Desde entonces ambas partes han mantenido una sola reunión que supuestamente sentó las bases para continuar el diálogo, y que se celebró en mayo de este mismo año. Tres meses después, el 25 de agosto, Aznar acusó a ETA y a Herri Batasuna del estancamiento del proceso de paz y de que no hubiese tenido lugar una nueva reunión entre el Gobierno y los terroristas. Un día después la banda anunció la suspensión de contactos con el Ejecutivo, que no llegaron a restablecerse, pese a que los etarras reclamaron el 24 de octubre una nueva reunión al Ejecutivo. |