Javier Bragado.- Nueve personas murieron en Melilla a causa del reventón de un depósito de agua. Fue en la mañana del lunes 17, cuando los 25.000 metros cúbicos del depósito arrasaron los barrios de Melilla, entre los cuales Averroes y El Polígono eran los más afectados. Se habían detectado fisuras anteriormente en depósito, lo que lleva a pensar que probablemente un fallo en la estructura fuera la causa del accidente, aunque se están buscando a los responsables para poder aclarar el origen del suceso.
Uno de los muros prefabricados del depósito reventó violentamente. Como se encontraba en la parte alta de la ciudad (barrio de las Cabrerizas), el agua fue atravesando Melilla buscando el mar. Algunos testigos presenciales comentan que fue una riada, ya que el agua transitó por el cauce de un arroyo seco que acababa cerca del puerto. Los 25.000 metros cúbicos de agua provocaron 9 muertos, unos cuarenta heridos y numerosos destrozos en la ciudad. En las primeras casas el agua se llevó a una embarazada de ocho meses y a sus dos hijos. Gran parte de las primeras casas se las llevó el agua, además de muebles, coches y escombros. Fueron 112 las personas que se quedaron sin hogar.
La mayoría de los muertos no portaban ningún documento, lo que dificultó su identificación. Además de los nueve muertos, las autoridades sospechaban que podía haber más entre los escombros y el barro. La catástrofe pudo ser mayor, ya que el agua arrasó el mercadillo, que suele estar lleno de gente. Los comerciantes no pudieron quitar sus tenderetes, pero pudieron subir a los pisos más altos donde pudieron ver todo lo que ocurría. Las casas se llenaron de barro y algunas incluso fueron barridas por el agua, como es el caso del barrio de Averroes (el más afectado pues es el más próximo al depósito). Una residencia de ancianos también fue alcanzada por el agua, pero afortunadamente los empleados pudieron poner a todos a salvo. Al día siguiente se limpiaban las calles, aún con barro, y se buscaba a los responsables. Por otra parte se decretaron tres días de luto en Melilla. Los funerales se celebraron en la intimidad por deseo de las familias. El obispo de Málaga ofició el funeral de las víctimas católicas. La Familia Real envió su pésame a los damnificados, y el Rey siguió permanentemente los trabajos de rescate y socorro a las víctimas. También expresaron sus condolencias alcaldes, ministros e incluso el Vaticano.
El depósito estaba destinado a abastecer a la ciudad en caso de sequía. Pero se encontraba en pruebas porque hacía un año que se habían detectado fallos en la estructura. Pocos días antes del suceso, se habían observado grietas y filtraciones que fueron denunciadas por algunos vecinos. Ningún político ordenó que no se llenase el tanque de agua, a pesar de reconocer que sabían que se habían detectado algunos fallos. Los melillenses se quejaban porque "lo terrible es que se podía haber evitado, que ha sido un fallo humano". La ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino anunció "una investigación exhaustiva" para conocer las causas de lo sucedido. El alcalde de Melilla, Ignacio Velázquez dice que la responsabilidad es de la Confederación Hidrográfica del Sur, en cuyas manos estaba el depósito.
La Delegación del gobierno comenzó a tramitar las solicitudes de ayuda de los vecinos que habían podido evaluar sus pérdidas. Por su parte, el ministro del Interior afirmó que el Estado ayudará a Melilla a mitigar los daños. Estas ayudas no llegarán hasta que no "haya una estimación de las pérdidas". Estas se estiman en 1.500 millones al menos, y sin contar las pérdidas de los comerciantes por tener cerrados sus negocios, ni el valor de los muebles y efectos personales, ni el gasto social y manutención de los afectados (todavía unas 130 personas duermen en los centros de acogida mientras esperan una solución). La Administración ha aprobado una línea de créditos blandos, pero los comerciantes piden ayuda a fondo perdido. El Gobierno melillense ha descartado realojar a los afectados en sus anteriores viviendas y les facilitan otra vivienda en una parcela municipal. [17-11-1997]
Jesús Peleteiro.- Cuatro representantes de los gobiernos autonómicos de Euskadi, Cataluña, Canarias y Andalucía se reunieron la noche del martes 18 en Bilbao para debatir sus posturas sobre el discutido Plan de Humanidades de la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre. Fruto de esta reunión nació un duro comunicado contra el citado plan, que el Gobierno, ante la oposición de los demás grupos parlamentarios, piensa aprobar por real decreto. Los cuatro gobiernos autonómicos firmantes son los únicos con plena competencia educativa que no pertenecen al Partido Popular.
En el comunicado, que consta de siete puntos, se reflejan ciertas peticiones y posturas al respecto, entre las que destacan: la petición rotunda de retirada del real decreto, el recurrir al diálogo y al consenso como vía para actuar en el ámbito educativo, un compromiso con la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo) hasta que un sistema de evaluación fiable permita descubrir los fallos en el vigente sistema. En el texto destaca también una referencia a la plurinacionalidad del Estado reconocida en la Constitución, además de una llamada al Gobierno para "garantizar el respeto a las competencias propias de las comunidades autónomas".
El real decreto que el Ministerio desea aprobar fija los contenidos mínimos comunes para todas las Comunidades en las materias de Geografía e Historia y de Lengua y Literatura para los alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.). La reacción de la ministra Aguirre fue de satisfacción ante el comunicado pues, según ella misma, las comunidades reconocen que es necesario una reforma en la enseñanza de Humanidades, y se mostró receptiva, en nombre de su Ministerio, a retocar el proyecto con la colaboración de las Comunidades Autónomas aunque el Gobierno no vaya a dar marcha atrás en la aprobación del decreto. [18-11-1997]
Syra Costa Sedeño.- Más de dos mil personas han descuartizado estos días una ballena de más de 70 toneladas que el sábado 15 de noviembre se dirigió moribunda hacia las costas de Castro Urdiales y acabó varada en la playa de Oriñón, donde no tardó en fallecer. La ballena debía encontrarse enferma o atolondrada y creyendo encontrar aguas profundas donde recuperar el aliento tras un largo viaje, lo que encontró fueron corrientes de agua llegadas desde la cercana presencia de la tierra, que desorientaron su radar y la llevaron hacia la muerte.
En Oriñón se descubrió pronto el cetáceo. Dadas sus dimensiones y el estruendo que organizaba y tras el susto y la sorpresa de quienes la descubrieron, alguien se apresuró a llamar a los agentes de la autoridad. Llegados éstos al lugar donde la ballena se debatía entre la vida y la muerte no supieron que acción tomar y tras consultar con algunos entendidos de la zona decidieron avisar a los biólogos. Los biólogos nada más ver al animal determinaron que su fin estaba próximo ya que su aleta caudal apenas sobresalía del agua y esto era una mala señal porque dado su peso y su longitud, casi veinte metros, nadie iba a poder moverla de allí.
Lo que sí aconsejaron los biólogos fue abrir una vía de agua para que el animal siguiese luchando por vivir y para conseguirlo fue necesario que llegaran grandes máquinas que fueron excavando la arena hasta abrir una enorme brecha en la playa, desde el lugar mismo donde rompían las olas, hasta el lugar donde yacía en agonía el animal. Además, los cientos de curiosos que allí se encontraban también decidieron colaborar y de esa forma cogieron sus cubos, los llenaron de agua marina y fueron echándola sobre el lomo del cetáceo creyendo que de esa manera le prolongarían la vida. Pero la ballena murió. Quizá por alguna disfunción interna originada por los parásitos, quizá por la ingestión de petróleo, plásticos o cualquier otro desecho contaminante.
De nada valió la colaboración de la Guardia Civil, de los hombres de Salvamento marítimo, de Protección Civil, de los bomberos, de la Policía Local de Castro Urdiales, de la Cruz Roja, de los numerosos voluntarios, de los biólogos. Lo triste es que murió cuando sólo faltaban dos horas para la pleamar y tal vez con ella hubiera logrado salvar su vida. Fue una reacción ejemplar de toda la ciudadanía con un final infeliz. Muerta ya la ballena se planteó otro problema. ¿Qué hacer con ella?. ¿Descuartizarla como ocurrió con otro cetáceo que también arribó las costas de Santander hace 101 años?¿Quemar sus restos? ¿Remontarlos al mar y dejarlos allí pudrirse? De momento se decidió hacerle la autopsia para determinar la causa de su muerte en el Museo Marítimo de Santander. Luego se reunió el Consistorio y decidió despiezar el animal para conservar su esqueleto en el Museo Marítimo, tal y como sucedió con la otra ballena aparecida en las mismas costas.